ASOCIACIÓN PROVINCIAL SEVILLANA DE CRONISTAS
E INVESTIGADORES LOCALES

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EN OTRA CASA DE LA CALLE CASTILLA

La ubicación de la casa en la que vivió el matrimonio fundador del Rocío de Triana se ha fijado tradicionalmente en un inmueble de la calle Castilla, que hasta hace muy pocos años ha sido el número 11, aunque hoy es el 9. Don Francisco Antonio Hernández y doña María del Carmen Tamayo, nacidos en el propio barrio de Triana y no en Villamanrique de la Condesa, como se ha venido sosteniendo, fueron sus primeros promotores. En el año 2013 quedó reconocido el domicilio con la colocación de un mural cerámico que conmemora su acto fundacional, acaecido el año 1813. Es verdad, que en la documentación obrante, tanto en el archivo de la propia hermandad, como en las partidas de defunción de los fundadores, aparece como número de la residencia el 11. Pero, a raíz de nuestros trabajos de investigación en estos años, hemos podido comprobar que la numeración se correspondía con otro tramo de la calle, vinculado a la feligresía de la Iglesia auxiliar de la O. Antiguamente, la numeración de las casas se repetía por sectores, dentro de una misma calle, y era distinta a la actual. En uno de los padrones conservados en la parroquia de Santa Ana, fechado en 1817, el matrimonio consta asentado en el tramo tercero de la O, en una vivienda marcada con el número general 110.

Ha sido determinante el hallazgo de hasta dos testamentos distintos del matrimonio, en los que quedan recogidas diversas descripciones del entorno urbano de la casa. Por detrás, colindaba con un tinajón de bueyes, propio de los titulares, que daba a la entonces llamada callejuela del Estudiante, ahora conocido este callejón como el de Magallanes. Según estos documentos, el postigo de la propiedad tenía salida hacia el campo, por el camino de los tejares de ladrillos que se hallaban cerca de la «Alcantarilla de los Ciegos». Por tanto, la ubicación de la casa, en la que vivieron los fundadores del Rocío de Triana, no es la que indica el azulejo conmemorativo que está frente al callejón de la Inquisición, tan cerca de la plaza del Altozano. Se corresponde con una distinta, situada al otro extremo en dirección a la capilla del Patrocinio, tras sobrepasar la parroquia de la O. Se sitúa, justamente, en la confluencia de las calles Castilla con la de Alvarado, en el número 103 de Castilla, junto a Chapina (Plaza de Matilde Coral).

El descubrimiento de la localización de la casona pone de manifiesto la realidad de una familia entroncada con el tejido económico y social de una Triana, que dependía de la actividad de los tejares, así como de la incipiente industria cerámica. Además, llegaron a hacerse hermanos rocieros varios miembros del gremio de los alfareros, como los Mensaque, Alvarado, Ruiz, y Vera. A través del Guadalquivir se fomentaron aquellos negocios en destinos tan rocieros como Cádiz, el Puerto de Santa María y Sanlúcar de Barrameda, de donde precisamente era la ahijada del matrimonio fundador, que al no tener hijos, acogió en su casa a la señorita María Dolores de la Llana, hija de don José de la Llana y doña Margarita Villegas, casada luego con don Pedro Ruíz Cortegana, heredero de la devoción rociera de su esposa y miembro de la Junta de Gobierno del Rocío durante muchísimos años.

A quienes fueron hermano mayor del Cachorro y camarera de la Virgen dolorosa del Patrocinio, Triana no solo le debe el recuerdo del lugar exacto donde se guardó el Simpecado tantos años, sino la introducción en este popular barrio sevillano de un buen número de elementos fundamentales para entender la religiosidad y personalidad propia de la cultura andaluza.

JULIO MAYO

OTRA MUJER EN LA VIDA DE CERVANTES

0868Miguel de Cervantes tuvo “una relación personal especial” con Magdalena Enríquez, bizcochera, vecina de Sevilla, casada y madre de dos hijos, según dice a Efe José Cabello Núñez, archivero municipal de la Puebla de Cazalla (Sevilla), quien ha investigado esta figura tras hallarla en un documento cervantino.

Magdalena Enríquez figura en las biografías del autor del Quijote, pero su relación con Cervantes fue de tanta confianza que el autor le concedió poder notarial para que le cobrara su sueldo como recaudador de impuestos.

El nombre de la mujer figura en dos de los seis documentos cervantinos -uno con firma del autor del Quijote- que Cabello Núñez ha descubierto en los dos últimos años en archivos históricos de Sevilla, hallazgo que ha ido completando con otros nuevos relacionados con Enríquez que ha localizado en el de Indias y en el de Protocolos Notariales de Sevilla, todos ellos aun inéditos.

El investigador se puso sobre la pista de Magdalena Enríquez gracias a un poder notarial fechado en Sevilla en julio de 1593, otorgado por el autor del Quijote a esta mujer con la que nunca antes se le había relacionado.

“Ante escribano público, Cervantes la facultaba para que en su nombre cobrara el salario que la Casa de la Contratación de le debía -19.200 maravedís- por sus servicios como comisario real de abastos”, según Cabello Núñez.

El primero de los nuevos documentos localizados recientemente -igualmente inédito hasta ahora-, es la carta de pago que el 28 de marzo de 1594 otorgó Magdalena Enríquez a favor de la Casa de la Contratación, acreditativa de haber cobrado el salario de Cervantes, nombre que también figura en el documento.

Transcurrieron ocho meses desde la fecha de aquel poder notarial de 8 de julio de 1593 y el justificante o recibo de 1594 en el que Magdalena reconoce haber recibido el salario de Cervantes.

Durante ese periodo de tiempo, Cervantes siguió ejerciendo como recaudador en pueblos sevillanos, y supo de la muerte de su madre, Leonor de Cortinas, acaecida en Madrid el 10 de octubre de 1593.

Ese nuevo documento notarial ha permitido al investigador adentrarse y profundizar en la vida y personalidad de esta mujer, fijando su domicilio, su estado civil y su nivel de formación, “desvelando parte del misterio que hasta ahora rodeaba a su persona”.

La relación entre Magdalena y Miguel “fue mucho más allá de la puramente comercial, formando parte de un privilegiado círculo de amistades que Cervantes cultivó en Sevilla, como fue el caso de Tomás Gutiérrez de Castro, cómico y dueño de una de las posadas más afamadas de Sevilla, en la calle Bayona -actual Federico Sánchez Bedoya- donde también tenía Magdalena su domicilio”.

Magdalena, años más tarde, ya casada en segundas nupcias con el bizcochero Francisco de Montesdoca, quien también fue comisario real de abastos como Cervantes, actuará como madrina del bautizo de un hijo de Tomás Gutiérrez, acto social que recogió el académico Norberto González Aurioles en “Cervantes y el Monasterio de Santa Paula de Sevilla”, publicado en 1912.

Según las primeras conclusiones de Cabello Núñez, cuando Cervantes le otorga poder notarial para que cobre su salario, Magdalena era una mujer casada, y mantenía aún su estado civil en 1596 -su primer marido, con el que consta vínculo matrimonial desde al menos el año 1579, fue Cristóbal Bermúdez-.

En 1589, dos años después de que Cervantes comenzara su andadura andaluza como comisario real, Magdalena ya era madre de dos hijos, nacidos del matrimonio con Bermúdez: Ana María Enríquez y Francisco Enríquez, cuyas edades aún no ha podido precisar.

Magdalena aparece como una próspera comerciante, proveedora habitual de la Casa de Contratación de Sevilla, a la que suministraba importantes cantidades de bizcocho para las tripulaciones de los galeones de la Armada y Flota de las Indias, como lo acreditan numerosos asientos y contratos.

Cabello Núñez ha destacado que entre 1579 y 1591 Magdalena no firmaba los documentos porque manifestaba que no sabía escribir, pero que, en cambio, sí los firmará de su puño y letra desde al menos enero de 1593, meses antes de que Cervantes le otorgara su poder notarial, firmando esta carta de pago de 28 de marzo de 1594 en la que nuevamente figura el nombre de Cervantes.

Ante ese hecho, se pregunta “si la amistad de Magdalena con Cervantes y el conocimiento que ella pudiera tener de su faceta de escritor, y la amistad compartida con su vecino y comediante Tomás Gutiérrez, y de éste a su vez con autores de comedias como Mateo de Salcedo, hubieran despertado en Magdalena interés por disfrutar de la obra de Cervantes, motivándola para que aprendiera a leer y escribir”.

Su marido firmaba documentos desde al menos 1579 y no parece haber mostrado interés durante esos años para que su esposa aprendiera a hacerlo, a pesar de que era Magdalena quien llevaba, desde hacía más de veinte años, las riendas de sus negocios.

SEVILLA, LA OTRA CAPITAL REAL DE ESPAÑA

0652Auge y declive del mito de los Montpensier (1848-1895)

En una España donde la centralidad política y cultural se encontraba instalada ya en Madrid, acaparaba Sevilla, sin embargo, toda la atención religiosa y festiva de los medios de comunicación de la época, de muchos escritores, bastantes viajeros y hasta de un incipiente turismo que comenzaba a despertar por aquellos años intermedios del siglo XIX. Y no por el boato de las celebraciones litúrgicas de la catedral hispalense, indudablemente entre las mejores del país, sino por el modo de celebrar su Semana Santa, la multitudinaria participación del pueblo en las procesiones y el atractivo patrimonio de sus cofradías, que le otorgaban a Sevilla una personalidad única. A mediados de siglo, doña María Luisa Fernanda de Borbón, hermana de la reina Isabel II, decidió venirse a Sevilla con su marido, don Antonio María de Orleáns, duque de Montpensier (1824–1895), e instalaron en el palacio de San Telmo una corte distinta a la de Madrid, con la que rivalizó en pomposidad, devolviéndole así a Sevilla su papel de vieja sede monárquica. A los ojos de cualquiera, este matrimonio, con derecho sucesorio al trono español, hizo vida de auténticos reyes, aún sin serlos, en una corte que tampoco llegó a ser oficialmente la real. Hoy se les atribuye a los Montpensier haber propiciado una «reinvención» de nuestra Semana Santa y haber introducido una genuina impronta estética, pero poco se habla de la protección política que ofrecieron a nuestras corporaciones religiosas, y menos debate aún ha creado la indiferencia que algunas otras hermandades, y un cierto sector elitista de la sociedad sevillana del momento, mostraron hacia Sus Altezas, una vez que perdieron influencia y la posibilidad definitiva de poder llegar al trono.

Desde que vinieron a Sevilla en 1848 se ganaron la simpatía de todo el pueblo sevillano. Un documento del Archivo de la Catedral revela la preocupación por contener a la muchedumbre que iba a procurar beneficiarse del reparto de pan, dispuesto a las afueras del templo catedralicio, a principios del mes de septiembre de 1850. Sevilla era para los duques un escenario idóneo donde poder desarrollar su proyecto político. Aspiraban a reafirmar la institución monárquica en España, como el sistema de gobierno que mejor favorecería la preservación de las tradiciones y a la religiosidad popular, ante la enorme inestabilidad política del momento. Esto es, una monarquía nueva y renovada, distinta a la de Isabel II, que había permitido al liberalismo sacar adelante leyes anticlericales, como las expropiaciones desamortizadoras. Recordemos que estas medidas habían provocado en la ciudad el cierre de la mayoría de los conventos masculinos, algunos femeninos, y la confiscación de bienes a las cofradías. Un ambiente enrarecido que vino a amortiguar, en el terreno cofradiero, el papel protector y benefactor de los augustos señores. En muchas ocasiones ofrecieron, sobre la marcha, soluciones legales a nuestras hermandades. Su apoyo resultó más que suficiente para que estas entidades lograran obtener el beneplácito de las autoridades eclesiásticas y pudieran llegar a desarrollar su vida corporativa sin cortapisas y cumplir sus estaciones penitenciales. Gracias al tutelaje de los Montpensier, algunas de nuestras hermandades consiguieron la aprobación de sus Reglas, y con ello adquirieron la legalidad preceptiva para su funcionamiento, después de que viniese peligrando incluso la existencia muchas desde que, a finales del siglo XVIII, lo hubiese decretado así Carlos III. Dos ejemplos muy dispares nos revelan con qué necesidades tan distintas utilizaron las hermandades a los infantes aquí en Sevilla. En la hermandad del Gran Poder fueron recibidos como «hermanos y protectores» el 28 de diciembre de 1848, mientras que la de la Carretería los proclamó «hermanos mayores perpetuos», el 12 de abril de 1849. Y no se trataba de un nombramiento honorario, sino efectivo, correspondiéndole ya luego a la hermandad elegir entre sus cofrades al teniente de hermano mayor.

La Semana Santa de los Montpensier que no dejó escrita Bermejo

A partir de la revolución de septiembre de 1868, se abrió una etapa distinta en la vida de los duques en su relación con la ciudad. Después de aprobarse la Constitución de 1869, don Antonio de Orleáns, tuvo incluso que llegar a exiliarse momentáneamente de Sevilla. Comenzó a perder crédito y resultaba conspirador, desleal y traicionero. Don José Bermejo y Carballo silencia en su libro Glorias religiosas de Sevilla (1882) muchas de las actuaciones de los notables bienhechores. En el Archivo de Borbón-Orleáns consta documentalmente cómo el propio Bermejo, siendo mayordomo de Pasión, se apresuró a acudir al palacio de San Telmo en 1851 suplicando limosnas para «un vestido bordado para San Juan que no desdiga los del Señor y la Virgen», además de los 320 reales de vellón que anualmente se entregaba como limosna para la Novena. Deja de contar en su obra que los duques fueron hermanos mayores de Pasión y otras hermandades como Montesión, Montserrat, etc. Alude con ligereza que sí llegaron a serlo de la Carretería, aunque sin precisar mucho más. En el capítulo dedicado a la Soledad de San Buenaventura, Bermejo deja de subrayar las ayudas que prestaron, tanto a la hermandad, como a la realización de la Dolorosa, tallada por Gabriel de Astorga en 1851. En cambio, cuando la donación partía de la esposa de Orleáns, sí opta por introducir la reseña. Es el caso del vestido y manto bordado que regaló Luisa Fernanda a la imagen de gloria de Nuestra Señora de la O de Triana (1853). Esta actitud de Bermejo contrasta sangrantemente con la de Félix González de León –al que Bermejo desacredita varias veces en su estudio–, cronista que dedicó su Historia de las Cofradías (1852) a los «Serenísimos señores Infantes, los Duques de Montpensier» por haber «reanimado las cofradías de esta ciudad, levantando a algunas casi de la nada».

JULIO MAYO
HISTORIADOR E INVESTIGADOR ESPECIALIZADO EN RELIGIOSIDAD POPULAR

SEVILLA: LA OTRA CAPITAL REAL DE ESPAÑA

0650Análisis en las páginas de ABC de Sevilla del auge de los Montpensier y también el desmoronamiento que sufrió todo su mito a finales del siglo XIX, después de que don Antonio de Orleáns, hubiese procurado conspirar contra la reina Isabel II. Un ejemplo muy elocuente del rechazo es toda la omisión que don José Bermejo silenció en su Historia de la Semana Santa de Sevilla, publicado en 1882, en la que pasa muy de puntillas las contribuciones notabilísimas de los señores duques.

LA “OTRA” MÚSICA DE LAS COFRADÌAS DE ÉCIJANAS

0309El presidente de la Asociación de Amigos de Écija se complace en invitarles a la conferencia LA “OTRA” MÚSICA DE LAS COFRADÌAS DE ÉCIJANAS, a cargo de Miguel Aguilar Jiménez Director de la Banda del Santísimo Cristo de Confalón y que contará con la participación del ensemble de viento-madera de la misma Banda en la Iglesia de San Juan Bautista el próximo 9 de marzo de 2013 a las 20:30 horas.

0311Desde el día 14 al 31 de marzo, en el Centro Comercial N4, a la Exposición de Fotografías “Desde mi trabajadora”, obras de Ramón de Soto.

0310El 16 de marzo de 2013 a las 19:00 horas, en el Centro Comercial N4, al Concierto “Cuaresma 2013” , interpretado por la Agrupación Musical Ecijana “Amueci” y que será dirigida por Javier López Padilla.

Y desde el 15 al 31 de marzo a la visita de los escaparates de las calles El Conde, Mas y Prat, Santa Cruz y José Canalejas, en los se expondrán los trabajados de artesanos y artistas ecijanos, siguiendo con el programa iniciado por esta Asociación para la recuperación de la imagen del Centro Histórico de la ciudad.

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