El Ayuntamiento de Aznalcázar está preparando, junto a la familia de Domingo Manfredi Cano, los actos para conmemorar el centenario del nacimiento de este periodista, ensayista, escritor y poeta nacido en el municipio en 1918.
Desde junio de 2017 se viene trabajando en la celebración del Centenario de su nacimiento. Sus hijos han cedido al Ayuntamiento parte del legado literario de Domingo Manfredi, que se expondrá en la Biblioteca Municipal.
La presentación de este centenario, las actividades que realizaremos y el cartel anunciador es lo que llevaremos a cabo el lunes 23 de abril a las 11:30 en la Casa de la Provincia.
Domingo Manfredi Cano fue profesor de la sección de Periodismo en la Universidad de la Laguna (Tenerife), Director del Centro Emisor del Atlántico, de Radio Nacional de España (Tenerife) y del Centro Emisor del Sur (Sevilla). Corresponsal en Portugal de Radio Nacional de España y de TVE. Fue miembro de la Asociación de la Prensa de Madrid, de la Sociedad General de Autores de España, de la Cátedra de Flamencología de Jerez de la Frontera, Real Academia Sevillana de las Buenas Letras y otras entidades culturales.
En paralelo a su profesión periodística desarrolló una carrera literaria que, según los registros de la Biblioteca Nacional, se concretó en 196 publicaciones (novelas, ensayos, biografías, poemas y traducciones) y le reportó numerosos premios y galardones, entre los que se pueden destacar: Premio Ateneo de Valladolid; Ciudad de Sevilla; Ciudad de Oviedo; Pedro Antonio de Alarcón; Juan Valera; Premio Azorín; Machado, en la modalidad de cuentos; en dos ocasiones Premio África, de Literatura, en dos ocasiones; etc. Pregonero de las Semanas Santas de Sevilla (1969) y Huelva (1945, 1947, 1981), así como mantenedor de muchas fiestas culturales.
Es asimismo el autor de la letra de Mi Huelva tiene una ría, un famoso pasodoble al que puso música el maestro Emilio Molero y que sigue interpretándose asiduamente.
El célebre cómico José García, popularmente conocido por el “El Bizco Pardal”, natural de Écija y conocido por sus chascarrillos que le reportaron fama mundial, nació el 9 de septiembre de 1877 en la calle Molero, nº 5. Fue bautizado en la Iglesia Parroquial de Santa Cruz, a pesar de que otras versiones lo hacían natural de Sevilla.Pruebas documentales no dejan lugar a dudas de su nacimiento en la ciudad del Sol.
Sí es cierto que “EL Bizco Pardal” se marchó con sus padres y una hermana a Sevilla, donde vivió en la calle Oviedo, nº 9. Su padre trabajócomo zapatero, y su hermana, en la fábrica de tabaco. Por su parte, “El Bizco Pardal” no tuvo oficio concreto, aunque realizó múltiples actividades: repartidor de carne, becerrista, bailaor, cantaor, cómico de taberna, etc. Su principal ilusión, no obstante, era ser torero, pero no llegó a destacar.El don que lo hizo célebre fue su capacidad como cómico, ocupación a la que no se dedicó de manera profesional, sino de forma espontánea en reuniones de amigos.
Según contaba Francisco Vargas González, popularmente conocido como”El Chato de la Campanera”, “El bizco” pasaba temporadas en Écija, pernoctando en casa de una de sus hermanas. En losmeses que pasaba en la ciudad astigitana siempre estaba rodeado de muchos amigos, con frecuencia en los bares, ambientes en los que era conocido por sus chistes y por su genio alegre y desenvuelto. “El Chato de la Campanera” recuerda que solía asistir a todos los velatorios de que los que tenía conocimiento, si bien lo echaban de muchos de ellos por los escándalos que formaba.
Fue el propio Francisco Vargas quien propuso al Ayuntamiento de Écija la colocación de una placa en el lugar de nacimiento del popular cómico, y que hoy se puede ver en la puerta de su casa natal. Sin embargo, no quedó ahí su empeño:también propuso que la calle donde nació, Moleros, fuese rotulada con el nombre de “Bizco Pardal”, y así se hizo.
Francisco Vargas González fue aún más lejos y durante varios años organizó varias verbenas en memoria del célebre cómico, concretamente en la popular Callejuela del Cojo. En dichas verbenas tuvieron cabida actuaciones de grupos de sevillanas, cantaores locales y cómicos, así como pruebas deportivas y recreativas.
Si bien no existía una comisión organizadora específica para estos eventos,Francisco Vargas siempre contó con apoyo de todos los vecinos, que se prestaban a exornar sus fachadas con macetas y colgaduras. Especial contribución fue también la de la Asociación de Amigos de Écija y los Ecijanos en Madrid. La verbena se celebraba en la vía pública y los actos eran gratuitos,dado que los artistas colaboraban de manera desinteresada. En una de las verbenas se anunció la presencia de dos conocidos cómicos que no pudieron actuar. Una señora comenzó a protestar porque no se había cumplido la intervención de los humoristas,amenazando con formular una denuncia contra los organizadores. Alguien le indicó que Francisco Vargas era el organizador y muy enojada se dirigió a él con sus airadas protestas. Al señor Vargas lo único que se le ocurrió fue contestar que se pasara, en vista de tal eventualidad, por la “ventanilla”, donde le devolverían el dinero que ella había pagado por su entrada.
Texto de Juan Méndez, corresponsal del diario Sur/Oeste.
El 8 de febrero de 2017 a las 18:30 horas tendrá lugar en el Edificio Mantón de Manila de Carrión de los Céspedes, los Actos de Inauguración del III Centenario del nacimiento de El Indiano, personaje histórico de Carrión de los Céspedes, organizado por el Grupo de Estudios Carrioneros.
La Asociación Amigos de Écija organiza un concierto a cargo de Francisco José Rivero Pígne (Flauta Travesera) y Rosa María de la Torre Aguilera (Guitarra) con motivo del V CENTENARIO DEL NACIMIENTO DE SANTA TERESA DE JESÚS. Tendrá lugar en el Convento de San José “Las Teresas” el próximo sábado 8 de noviembre de 2014 a las 19 horas.
Disposiciones del Conde Duque de Olivares en los Estatutos de la Colegiata
El seis de enero, día de los Reyes Magos, de 1.587 nacía en Roma Gaspar de Guzmán y Pimentel, tercer hijo de los II Condes de Olivares. Su padre Don Enrique de Guzmán y Ribera y su madre Doña María de Pimentel y Fonseca residían en la “ciudad eterna”, donde Don Enrique dirigía la embajada española como representante del rey Felipe II ante la Santa Sede. Desde 1.582 hasta 1.591, trató con los Papas Gregorio XIII, Sixto V, Urbano VII (12 días) y Gregorio XIV.
Este día, la iglesia católica celebra una de las tres Epifanías del Señor, en la que se recuerda como en Belén, Jesús niño es adorado por los magos. El historiador de cámara del Conde Duque de Olivares, Juan Alonso Martínez Calderón, nos cuenta que “se sortearon los nombres de los tres Reyes Magos, y el que salió, Gaspar, fue el que le pusieron en el bautismo”.
Pasó Don Gaspar de Guzmán su niñez en Roma, Sicilia y Nápoles hasta el año 1.600, en que volvió su padre a España. Le educaron para el estado eclesiástico, pues era segundón y el afán de su padre era verlo en lo más alto de la jerarquía eclesiástica. Ippolito Aldobrandini que sería Papa con el nombre Clemente VIII, que le bautizó, favorecía esta decisión, y en 1.604 le hizo merced de una canonjía de Sevilla y otras mercedes eclesiásticas, honoríficas o remuneradas. El historiador contemporáneo José Raneo describe a Don Gaspar, ya en hábito clerical a los 10 años, acompañando a su padre en Nápoles; “Iban con él el Conde de Uceda y Don Francisco de los Cobos, y, a pesar de su mocedad, favorecía y amparaba a todos los que se le encomendaban”.
Más adelante estudiaría en la Universidad de Salamanca, de la cual sería rector. Su juventud la pasó en Sevilla, donde residió durante ocho años, hasta que su tío Baltasar de Zúñiga se lo llevó a la corte para ser gentilhombre del joven príncipe Felipe hijo del rey Felipe III.
Tras la subida al trono del rey Felipe IV, Don Gaspar pasaría a ser su Valido o Primer Ministro durante 22 años. Con el comienzo de su ministerio comenzó a solicitar mercedes para su “Estado de Olivares”. Una de las primeras disposiciones fue elevar a Colegiata la Capilla que había fundado su padre, Don Enrique, bajo la advocación de Santa María la Mayor de las Nieves, merced que obtuvo del Papa Urbano VIII mediante bula expedida el 1 de marzo de 1.623 en Roma, aunque dichas bulas no llegarían a España hasta 1.625. Posteriormente, en enero de 1.626, el Conde Duque de Olivares redactó unos minuciosos Estatutos para la Colegial, aprobados por la Santa Sede y mediante escritura dotó a la misma con una cantidad de 1.500 ducados de vellón.
En la redacción de dichos Estatutos, Don Gaspar de Guzmán indicaba en varios de ellos la vinculación que tendría esta Colegiata con el “Nacimiento de Jesús” y la “Adoración de los Reyes”.
En el Título I que trata sobre “La Advocación y Armas de esta Iglesia”, en el estatuto II, dice así: “Atendiendo a que esta Iglesia es Filiación de la Insigne de Santa María la mayor de Roma, ordeno que use y tenga las mismas armas; conviene a saber: el Pesebre, que se conserva en aquella Santa Iglesia, donde Jesu-Christo, Señor y Redentor nuestro, fue puesto después de nacido, junto con el misterio de su Santo Nacimiento, en la forma que lo pinta la Iglesia, poniendo encima una Mitra preciosa, y a los dos lados dos escudos pequeños de las Armas de los Guzmanes de mi Casa, acrecentadas por mí, en señal de que esta Iglesia es de mi Patronazgo, y de mis sucesores en ella, las quales Armas se han de poner en las puertas, y dentro del Cabildo, Archivo y Contaduría de esta Iglesia, y en todos los bienes muebles como Plata, Campanas, Ornamentos, y lo demás, y especialmente en los Sellos mayores y menores del Cabildo”.
En el Título III que trata sobre “La custodia del Santísimo Sacramento y Relicarios”, en el estatuto IV, dice así: “El Altar Colateral de la mano derecha del mayor se llamara del Pesebre, poniéndole en el tablero principal el misterio del Nacimiento de Christo Nuestro Señor, que como esta dicho son las Armas de esta Iglesia, sacando el día de la Navidad del Santuario la alfombra en que el Santo Pesebre vino envuelto, que es una de las Santas Reliquias que mis Padres traxeron de Roma, que se colocara en él, y se dirá la Misa del Gallo de aquella noche, y la del Aurora en el dicho Altar”.
En el mismo Título III, estatuto V, dice así: “En el Altar Colateral de la mano izquierda se pondrá un Retablo de la Adoración de los Reyes, y tendrá este nombre el Altar, y aquel día se adornara con mucho cuidado, y se cantara en él la Misa perpetua que yo dexo, lo cual hago y dispongo por haber nacido yo aquel día, y llamarme Gaspar, y por la mucha devoción que tengo a este Sagrado Misterio, y a los Santos Reyes”.
En el Título VII que trata sobre “La Cargas y Obligaciones que han de tener el Abad y Cabildo y los demás a cerca de los Oficios Divinos y Fiestas que se han de celebrar”, en el estatuto XXV, dice así: “Ordeno que el día de la Epifanía, que es a seis de Enero en que yo nací, se diga y cante una Misa muy solemne, perpetua cada año después de Prima, en el Altar de los Reyes, por mi intención, pidiendo a nuestro Señor me dé su gracia para que le sirva, y buenos aciertos en las cosas que están a mi cargo, y después de mis días por mi Alma, y de mis Defuntos, y un día después de la Epifanía se cantará otra Misa con la misma solemnidad al Espíritu Santo por mi intención, y las causas dichas durante mi vida; y después de mis días el que correspondiere a mi fallecimiento se trasladará a un Aniversario por mi Alma con la misma solemnidad que los pasados, y tres Misas rezadas aquel día, que se han de decir durante mi vida, y después de mi muerte”.
Actualmente en el interior de la Colegiata podemos encontrar estas disposiciones “expuestas” en sus altares y ornamentos, ahora citaremos algunos de ellos.
Sobre el arco toral, en el crucero y colocadas desde 1.713, podemos ver tres cartelas de madera dorada rematas con corona imperial en lo alto, que miden en su totalidad 2,6 metros de largo. La cartela central contiene las Armas de la Colegiata con la representación del Nacimiento y las dos laterales los escudos de sus patronos, los Condes de Olivares.
En la capilla de las Reliquias, se encuentra un relicario que contiene sangre de Jesucristo y astillas del pesebre y la cuna. Las reliquias fueron recopiladas en Roma por Doña María de Pimentel, madre del Conde Duque de Olivares. Fueron traídas en barco desde Italia hasta Sevilla, y en carruajes hasta Olivares, aunque permanecieron unos treinta años en depósito en el Real Alcázar de Sevilla mientras concluían las obras de su capilla en la Colegiata. En el Archivo de la Colegiata se encuentran las “Autenticas”, documentos que certifican la autenticidad de las reliquias.
En el comienzo de la nave de la epístola, en la capilla y retablo de la Virgen del Rosario, figura en el ático de dicho retablo un relieve con la Adoración de los Reyes Magos. En su parte baja, a la altura de la mesa de Altar podemos admirar un magnífico belén en miniatura.
En la misma nave, al frente y en el interior de la capilla sacramental encontramos cuatro grandes lienzos, con distintos pasajes de la vida de la Virgen, atribuidos al taller de Zurbarán. Uno de ellos es el de “La Adoración de los Magos”, muy similar al pintado por el propio Francisco Zurbarán en 1.638 para la Cartuja de Jerez, y que se encuentra en el museo de la ciudad francesa Grenoble.
En la nave del evangelio, entre los altares de la Virgen del Carmen y la Inmaculada, se encuentra el altar del Nacimiento, en sus paredes hay pinturas murales sobre la vida de la Virgen y su altar está enmarcado con un lienzo que representa “La Adoración de los pastores”. Es una hermosa pintura en la que representa a la Virgen con el Niño sobre sus rodillas, junto a ellos San José, rodeados de un grupo de pastores acompañados de varios instrumentos musicales.
En el coro, la parte más importante del conjunto lo constituye la silla abacial, donde de nuevo podemos ver tallado en madera de nogal un relieve con la escena del Nacimiento, tallado por Gaspar Ginés y mandado a realizar por el II Abad de la Colegiata, Francisco de la Calle, por ser el escudo de armas de la Colegiata.
Igualmente podemos encontrar representada las escenas del Nacimiento y la Adoración de los Reyes en la platería de la Colegial. La obra más importante junto con la Custodia, a lo que en la platería de la Colegiata respecta es el Manifestador, un altar de plata que se utiliza en las principales solemnidades y más en concreto para la festividad del Corpus Christi. El Manifestador fue realizado por el platero sevillano Miguel Palomino entre los años 1.777 y 1.799 por un encargo del IX Abad Bernardo Antonio Poblaciones Dávalos. En el cuerpo central a ambos lados del sagrario aparecen dos óvalos o cartelas con relieves del Nacimiento y la Adoración de los Reyes.
Hay también dos portapaces, uno dorado y otro plateado, con la escena del Nacimiento, por ser este el emblema de la Colegiata.
La vinculación de las festividades religiosas del Nacimiento de Jesús y el día de los Reyes Magos fecha del nacimiento de Don Gaspar de Guzmán, ha sido fundamental para la creación de muchas de las obras de arte que en la actualidad podemos disfrutar en la Colegiata de Olivares.
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