Los que llegamos a conocer la Alcarrachela a mediados del siglo XX, la recordamos como una gran escombrera llena de inmundicia. Las huertas fértiles se dejaron de cultivar y los árboles frutales envejecieron, la maleza comenzó a cubrir la tierra que antes había mostrado una fertilidad asombrosa, y las acequias fueron arañadas por el paso del tiempo hasta derramar el agua y resultar inservible. Lo mismo ocurrió con las norias, almatriches y toda la red de riego y así fue desapareciendo la fecunda Alcarrachela, paraíso de la vega del Genil.
La construcción de la nueva variante de la carretera nacional IV era una de las principales demandas de los ecijanos. Y eran lógicas estas reivindicaciones dado que el tránsito de vehículos que circulaba por la carretera nacional Madrid-Cádiz lo hacía a través del casco urbano de la ciudad: doctor Fleming, Avda de Italia, y calle La Victoria. Y es el nuevo trazado de la variante el que propició la construcción de la prolongación de la avenida Miguel de Cervantes, y con ello, de nuevo, la conexión de esta vía con la carretera nacional.Una deobras imprescindibles que hubo que acometer fue la entubación del arroyo de la Guitarrera, que iba a desembocar al arroyo de la Argamasilla, y que ya en 1965 se encontraba totalmente ejecutada.
Si al alcalde Felipe Encinas y Jordán le cabe el honor de haber hecho posible la apertura de la avenida de Miguel de Cervantes que, como se sabe,consiguió tras muchos años de trabajo y dificultades; al alcalde Joaquín de Soto Ceballos,le cabe también el honor de ser el artífice de la apertura de la prolongación de Miguel de Cervantes. A tal efecto concertó con Antonio Marín Gallardo la compra de 3.082 metros cuadrados de terrenos a razón de 13 pesetas el metro cuadrado. Estos terrenos fueron necesarios para que la avenida tuviera el trazado que hoy todos disfrutamos. El señor Marín también concertó con el Ayuntamiento la venta de otra parcela de terreno que fue destinadaa recinto ferial y que en la actualidad ocupa el conjunto de viviendas denominado “Plaza de Europa”.
En la acera de la derecha una de las primeras edificaciones fue el popular “HotelPirula”. Posteriormente,dos socios (Juan Pavón Rojas y Antonio Tamarit Rodríguez) construyen en proindiviso un grupo de cincuenta fincas (entre locales y viviendas). Lindando con al anterior se alzaotro edificio promovido también por dos ecijanos: José Jiménez Ferrero y Pedro Ostos Benítez.El Excmo. Ayuntamiento de Écijatambién a través del PatronatoMunicipal de Viviendas, promueve la construcción de viviendas y levanta un edificio con destino a losfuncionarios municipales.
En la margen izquierda, Antonio García Gallardo promueve diferentes viviendas, conocidas popularmente por “pisos de Marín”. Posteriormenteentre los años 1963 y 1964 el señor Marín y Miguel ÁngelCárdenasLlavanera construyen la famosa “torreta”, con arreglo a los planos levantados por el arquitecto madrileño José LarañoLapuebla. El edificio, elevado con estructura de hierro, consta de once plantas destinadas a locales comercialesyviviendas.
Como se sabe Écija es conocida por la ciudad de las torres, por lo que un edificio de once plantas que se alza a la altura de los bellos campanarios barroco, no fue bien recibido por los ciudadanos, de ahí que se le denomine despectivamente “la torreta”.
Quizás estén Vds. conmigo que el nuevo tramo de la avenida denominado “Prolongación”, se debía haber rotulado “avenida de Luis Vélez de Guevara”, en honor del insigne ecijano y,quedando la primera fase,como “avenida Miguel de Cervantes”. Todavía estamos a tiempo.
Fuente: Memoria de una Década 1960-1961, Juan Méndez Varo.