ASOCIACIÓN PROVINCIAL SEVILLANA DE CRONISTAS
E INVESTIGADORES LOCALES

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0733Es una apasionante historia de amor la de Salvador de Quinta Garrobo y el pueblo que lo viera nacer, hace unos sesenta años (1955). Pero con la peculiaridad de que el culto periodista y escritor utrerano se ha mantenido siempre fiel a una de las ciudades de España que mayor personalidad histórica, cultural y patrimonial atesoran: Utrera.

Salvador ha dado su vida por dinamizar la actividad social y cultural de su pueblo, convertido gracias a él en uno de los referentes más importantes de Sevilla. Así es como Salvador se valió desde su municipio para ir engrandeciendo también la historia cultural de Andalucía, después de educar, construir y proyectar Utrera al exterior, nutriéndose fundamentalmente de la defensa del legado de sus antepasados y el respeto a las tradiciones locales.

0734Desde hace más de treinta y cinco años era director de la prestigiosa revista «Vía Marciala», un rotativo mensual con más de 4.000 suscriptores que, con setenta años de historia, es el segundo más antiguo del país dentro de su género. Salvador, que firmaba siempre la primera página de la revista, como editorial, se ha distinguido por ser el mejor portavoz de la ciudadanía utrerana, sin plegarse nunca a los poderes, como intelectual de espíritu libre. Supo atraer y rodearse de un grupo de colaboradores que convirtieron a la revista en un medio difusor de proyectos realmente sobresalientes, muchos de ellos con repercusión directa en la vida de toda una generación de utreranos. Gracias a él, quien esto suscribe tuvo la oportunidad de publicar numerosos episodios inéditos de la historia de Utrera, como el artículo de investigación que hace pocos meses dedicamos a la visita de Miguel de Cervantes a Utrera en 1593.

De su padre Salvador de Quinta, articulista también este periódico, recibió el relevo generacional de una Utrera, arcaica y algo desfasada, que Salvador se empeñó en cambiar por completo hasta introducirla en los umbrales de la modernidad. Dijo en una ocasión fray Carlos Amigo Vallejo que no se había reído más en su vida, que los días en los que leyó Gracia y Desgracia de Utrera en el año de la pera, escrito por el padre del fallecido. Pero si lee el que hace unos años escribió su hijo Salvador, titulado 60 años de Utrera, como recopilatorio de las revistas «Cumbres» y «Vía Marciala», además de troncharse va a poder enriquecerse con una infinidad de matices etnográficos realmente diversos. Comparando ambos trabajos se entiende cuánto mejoró Salvador la herencia recibida de su padre.

Disfrutaba escribiendo, pero su verdadera pasión era la de editar libros. Así me lo confesó un día. Pero además de esforzarse por ser escritor e impulsor literario, fue, ante todo, un brillante intérprete y gestor cultural. Le sobraba carisma para liderar iniciativas que han hecho más grande a Utrera. Se ha significado por haber canalizado, desde hace más de 25 años, casi todas las expresiones culturales de la ciudad. En 2007 fue comisario de la celebración del V Centenario de la llegada de la Virgen de Consolación a Utrera (1507-2007), encargándose de diseñar y organizar, con brillantez, las actividades de la efeméride. Este trabajo vino a significar la culminación de la trayectoria cultural de Salvador, gracias a la aportación de una serie de actividades y exposiciones, conjugadas magistralmente, encaminadas a divulgar la rica historia de Utrera.

No cabe duda de que el bueno de Salvador ha representado mucho para las instituciones políticas, culturales y económicas de su localidad, no en vano ha sido el alma de la obra cultural de Caja Rural de Utrera. Como buen conocedor de nuestra riqueza cultural, entendía que el pueblo gitano es una parte esencial de Andalucía, por lo que los gitanos de Utrera le deben todo ese gran trabajo que realizó por integrarlos, un poquito más, en el ámbito sociocultural de su ciudad.

A través de su Patrona, Salvador interpretaba la cultura de Utrera. Desde hacía algunos años era hermano mayor de la hermandad de la Virgen. Sabía que la historia de su pueblo es Consolación y que, por encima de la religión, representa su patrimonio cultural, como elemento más distintivo. Este historiador y Salvador Hernández le deben su apuesta por nuestro trabajo y la publicación de Una Nao de oro para Consolación de Utrera (1579), en cuyo libro identificábamos el donante del barquito de la Virgen y descubríamos la vocación americanista de la capital de la Campiña.

Ahora comprendemos por qué este hombre, cuya verdadera aportación ha sido modernizar culturalmente su entorno sin romper con la tradición, labró en vida un monumento tan grande a la cultura y vivió tan locamente enamorado de Utrera. Aunque también sabemos por qué quiso tanto a su mujer María Luisa, quien en estos últimos años nos ha enseñado con ejemplaridad y dedicación solícita en qué consiste el amor, con mayúsculas.

JULIO MAYO
Historiador

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