No suele concederse a los establecimientos públicos ecijanos el valor ambiental que dan a la ciudad, entre ellos, los dedicados al ramo de confección, alimentación, ferretería. En nuestra ciudad han desaparecido, en las últimas décadas, muchos de estos establecimientos históricos.
Traemos hasta aquí sólo una muestra en el apartado de las tiendas de tejidos y ferreterías. A excepción de los establecimientos de comestibles y bares, las tiendas de tejidos se concentraban en torno a la Plaza Mayor, (el salón) principalmente en dos calles que copaban la atención del comerciante: calle del Conde y Mas y Prat. Las tiendas de tejidos, en unión de algunas ferreterías, barberías, mercerías y esparterías, a lo largo del tiempo fueron lugares de diversas tertulias. Tal era así que, como nos comentan algunos de los propietarios de estos antiguos comercios, “se sabían cuándo se abría al público, pero nunca cuando se cerraba, pues a veces quedaban abiertos hasta altas horas de la madrugada”.
Los mostradores de diseño clásico se extendían a todo lo ancho del local y a la vez hacían de frontera entre el cliente y los artículos expuestos. Sin embargo, esa división era suavizada con la instalación de sillas para el mejor confort de los clientes. Écija. Como centro cabecera de una importante comarca, contaba con considerables tiendas para las necesidades de la población. Los edificios que cobijaban a estos negocios eran muestras, también, de la arquitectura ecijana, como se desprende de las ilustraciones que se acompañan.
En la segunda década del siglo XX los comercios ecijanos experimentaron un desarrollo importante. Así tenemos como, el 6 de julio de 1925, se agrupan y se constituyen la denominada “Unión Comercial”, cuya junta directiva quedó formada como sigue. Presidente: José Moyano Díaz; Vicepresidente: Joaquín Muriela Ayala; Secretario: Francisco Carrasco Hernández; Contador: José Cantero y Cantero; Depositario: Antonio Güeto Martínez, y gracias a su gestión y administración reportaron importantes beneficios para el comercio y la industria. A principios de enero de 1927 la Junta Directiva fue renovada en su integridad, quedando constituida por los siguientes miembros: Presidente: Alejandro Martínez Valpuesta; Vicepresidente: Manuel Mora Cruz; Secretario: Juan Martínez Muñoz; Contador José Cantero y Cantero, Depositario: Antonio Gueto Martínez. Esta asociación, que participó de forma activa en el fomento del comercio local, llegó a contar con doscientos cincuenta socios, y además tenían un abogado de prestigio, como asesor jurídico, don Eulalio de Pablo Gil.
Ni que decir tiene que la proliferación de las grandes áreas y supermercados han puesto en jaque a los establecimientos tradicionales, que han tenido que transformarse o reformarse para poder subsistir en el futuro. Y en el apartado de establecimientos desaparecidos recordemos aquí a las boticas. Entre ellas, la que se encontraba ubicada en la casa número 33 de la antigua calle Caballeros que regentaba Manuel Pavés. Este ha sido otro lamentable ejemplo del proceso de destrucción del patrimonio cultural que “cayó” también sin que nadie levantara la voz para impedir tan importante pérdida. Esta oficina de farmacia, que muchos ecijanos recordamos con nostalgia, debe su gran mérito al mobiliario construido a expensas del Licenciado Fernández en 1850 y que, al fallecimiento fue retirado para seguir un destino que ignoramos.
De las fotografías que ilustran este trabajo una corresponde a la popular Ferretería Valseca y otra al Bazar Ecijano. En ambas hay un elemento común a que nos hemos referido: los clientes se encuentran sentados frente al mostrador como muestra de la cercanía del comercio.
Juan Méndez Varo. Imágenes y Recuerdos de la Ciudad de Écija. 3ª edición. 2014