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Son 57 expedientes de entre 1581 y 1676 presentados por mujeres cuyos maridos se fueron durante la expansión española
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Sin marido presente no podían realizar gestiones como gestión de bienes o negociar
Sus maridos se iban a “las Indias” y ellas se quedaban en España desprotegidas, sin poder gestionar sus bienes, pleitear y otros requisitos que solo se podían hacer con la presencia de un varón. El Archivo de Indias ha elegido como documento del mes de marzo 57 expedientes de entre 1581 y 1676 presentados por mujeres cuyos maridos se fueron durante la expansión española y reclamaban su vuelta o poder reunirse con ellos, ya que se quedaban solas y en una situación de absoluta precariedad.
“Los expedientes de vida maridable”, su nombre oficial, eran tramitados por el Tribunal de la Casa de la Contratación y suponen “un testimonio único de la lucha de la mujer por reivindicar sus derechos frente a la situación de indefensión en la que sus maridos las dejaban al irse”, ha subrayado el Archivo de Indias de Sevilla.
La legislación española, al igual que en la mayoría de países en este momento, permitía a la mujer viuda cierto grado de independencia y libertad, ya que podían hacer uso de su dote y arras, así como de la mitad de los bienes de su marido, o de los gananciales, podía tutelar a sus hijos y nietos y administrar sus bienes, resalta el Archivo.
No obstante, a la mujer casada que no tenía a su marido presente no le estaban permitidas las tareas de representación, gestión de sus bienes, pleitear o negociar y se veían obligadas a apoderar a otros para la gestión de su vida.
Ante esta incapacidad para realizar tareas tan cotidianas como gestionar los bienes familiares o representar a su propia familia, su única opción era presentar los pleitos, lo que “les permitió, en la mayoría de los casos, sobrevivir a la situación”, explica el Archivo de Indias.
En el pleito, tras la solicitud que hace la interesada, se realizan pesquisas y se pide la aportación de testimonios de testigos que hayan conocido a la pareja antes de que el marido se fuera, para lo que las mujeres se valen de familiares o vecinos que aportan información sobre ellos.
Más de veinte años en “las Indias”
El Archivo relata el caso de Ynés de Barahona, quien en 1580 afirma: “yo soy casada e velada según orden de la Santa Madre Yglesia, con Antonio de Texeda, el qual es un onbre de hedad de quarenta e quatro años, mediano de cuerpo, el qual a que está en las Yndias a más de veynte años e de presente está e reside en la çiudad de Santo Domingo sin querer venir a hazer vida conmigo”.
En este caso, la Casa de la Contratación concluye que “se dé carta requisitoria para que las justizias de la Ysla Española de Santo Domingo enbíen preso a la cárçel desta casa al dicho Antonio de Texeda si no diere fiança de venirse a presentar […] a hazer vida maridable con la dicha su mujer”.
El final del proceso, que en ocasiones se dilataba en el tiempo y terminaba con el fallecimiento del esposo antes del reencuentro, supone o la vuelta del marido o una licencia que la mujer obtiene para pasar a América a hacer vida maridable y recuperar, a priori, su estatus y, en definitiva, su vida.
Sin embargo, a su llegada no sabía lo que le esperaba, si su esposo había comenzado una nueva vida con otra mujer o si renegaba de sus hijos, lo que suponía otros problemas a los que enfrentarse, añade el Archivo.
El documento del mes se acompaña con una bibliografía especializada sobre mujeres con 46 títulos escritos por especialistas de América y Europa, entre ellos “Españolas en Indias: mujeres-soldado, adelantadas y gobernadoras”, de Carmen Pumar Martínez; o “Un aspecto de la vida cotidiana: la mujer ante el matrimonio en la legislación de Indias”, de María del Carmen Pareja Ortiz