ASOCIACIÓN PROVINCIAL SEVILLANA DE CRONISTAS
E INVESTIGADORES LOCALES

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Ante la situación de excepcionalidad que vivimos por esta pandemia que nos asola, y en ejercicio de nuestra responsabilidad, hoy se ha ratificado por sentido común la cancelación de las estaciones de penitencia en la próxima Semana Santa de 2020 en la ciudad de Sevilla, y como es de esperar la decisión se irá extendiendo a todas la diócesis.

En una Cuaresma inédita, las vísperas se han esfumado y la Semana Santa será íntima, en nuestra clausura particular.

Quedémonos en casa y salgamos lo estrictamente necesario. Recemos con fe por el pronto descenso de la curva de contagiados, por los responsables políticos en su toma de decisiones, por los profesionales sanitarios, por los del sector de la alimentación, agricultura y ganadería, fuerzas de seguridad… Imploremos a Dios la recuperación de los enfermos y encomendemos al Señor el alma de los difuntos.

Hace 200 años –como ocurrirá éste– Sevilla se quedó sin cofradías en las calles de la ciudad donde habita la Esperanza, pero en Fuentes si salieron los pasos. Este ha sido una de mis aportaciones a la Revista de Semana Santa 2020, y hoy lo traigo a colación para su lectura en estos inéditos días de reclusión familiar.

 1820. CUANDO SEVILLA SE QUEDÓ SIN COFRADÍAS, PERO EN FUENTES DE ANDALUCÍA SALIERON LOS PASOS A LA CALLE

Se cumplen doscientos años del pronunciamiento del teniente coronel Rafael del Riego contra el rey Fernando VII a consecuencia de su gobierno absolutista y despótico; un hecho que aconteció el 1 de enero de 1820 en la localidad sevillana de Las Cabezas de San Juan.

El alzamiento dio paso a un periodo de tres años en los que el monarca tuvo que aceptar la Constitución de Cádiz de 1812 y permitir una monarquía constitucional en España, el denominado Trienio Liberal (1820-1823).

Dos meses y medio después del suceso de Las Cabezas de San Juan, se juró en Sevilla la Constitución y, «como al restablecerse el nuevo régimen eran muchos los descontentos de él, y no pocos los instigadores de influencia suficiente, fue preciso a las nuevas autoridades que tomaron el mando de la provincia adoptar algunas medidas en evitación de sucesos desagradables, próximos siempre a ocurrir en aquellos turbulentos días en que los odios y rencores políticos estaban tan enconados» [1].

Ante tal realidad y siendo inminente la llegada de la Semana Santa, el general Moreno y Daóiz, «jefe superior político» dictó una normativa sobre la forma en la que las cofradías debían procesionar. En ella impedía a las hermandades el uso de capirotes, antifaces y túnicas, les prohibía estar en la calle después del toque de oraciones y mandaba a las de madrugada que no salieran hasta el amanecer, todo ello en bien del «interés público y la conservación del orden». Ante ello, las corporaciones que tenían previsto salir en los días siguientes declinaron el hacerlo por «las extrañas condiciones que imponía la autoridad civil con alardes arbitrarios y las hostilidades a las nuevas ideas», argumentando que lo dispuesto iba en contra de sus tradiciones.

Las estrictas reglamentaciones se prologaron durante los años sucesivos, dando lugar a un largo quinquenio sin cofradías en las calles de Sevilla. Una ausencia que se extendió más allá del regreso del absolutismo, no recuperándose la normalidad hasta la Semana Santa de 1826.

Pero que no lo hicieran en la capital, no implica que en otros puntos de la geografía provincial las cofradías no realizaran sus pertinentes estaciones de penitencia, en cumplimiento de su regla de dar culto público a sus Titulares, siempre que las condiciones económicas de las corporaciones, las circunstancias atmosféricas u otra serie de aspectos mayores lo permitieran.

De este modo, los apuntes correspondientes en los Libros de Colecturía y Entierros del Archivo Parroquial Santa María la Blanca, dan prueba documental que en Fuentes de Andalucía hubo cofradías en las calles en los días de Semana Santa durante determinados años del periodo histórico que nos ocupa.

El 24 de marzo de 1820 era Viernes de Dolores, y mientras el país andaba convulso con el acatamiento, de nuevo, de la Constitución de 1812, en la villa de Fuentes la vida transcurría con relativa normalidad. En la iglesia parroquial, culminaba en esta jornada con fiesta solemne el Septenario de la Virgen de los Dolores de los Servitas, «con misa, manifiesto y responso» [2], en las vísperas de una nueva Semana Santa.

La primera de las cofradías que realizó su estación de penitencia en este año que nos ocupa fue la del Señor de la Humildad y Nuestra Señora de los Dolores, desde la ermita de San Francisco, en el arrabal del Postigo del Carbón. Y lo hizo, como era propio, en la tarde del Miércoles Santo, abonando por su salida a la Colecturía de la Parroquia 35 reales y tres cuartos [3].

Al día siguiente, Jueves Santo, 30 de marzo, hizo su estación de penitencia la muy antigua cofradía de la Vera Cruz, que tuvo que abonar por ello a la Colecturía 23 reales y un cuarto [4]; y el Viernes Santo lo haría la última de las tres corporaciones que pusiera sus andas en la calle en 1820, la del Santo Entierro, y que según consta llevó «el Santo Sepulcro al Hospital» de la Caridad, aportando a la Colecturía 25 reales y 16 velas [5].

En 1821 fueron dos las cofradías que pudieron procesionar. El 19 de abril, Miércoles Santo, lo hizo la de la Humildad y el Jueves Santo, la de Jesús Nazareno, desde el convento de los padres mercedarios descalzos.

Y es a partir de este –1821– cuando se produce un trienio en el que las cofradías fontaniegas no llevan a cabo sus públicas estaciones de penitencia, sumándose de este modo a la larga ausencia de la capital hispalense. Los libros de Colecturía no muestran apuntes relativos a las procesiones de las semanas santas de 1822, 1823 y 1824; omisión de desfiles que podría estar causada por diversos motivos, no solo políticos. De este modo, no se pueden descartar los fenómenos meteorológicos, puesto que hay crónicas de la época que relatan cómo –por ejemplo– la de 1822 fue una Semana Santa muy lluviosa y muy fría.

Tanto en términos generales como propiamente locales, el convulso siglo XIX dejó sus secuelas en el mundo de las cofradías, y del mismo modo, en las corporaciones fontaniegas. No hay un periodo de tiempo donde hayan sucedido tantas vicisitudes históricas que hayan afectado tan directamente a las cofradías. Desde epidemias, una invasión, guerras, leyes desamortizadoras, la marcha de los mercedarios descalzos y el cierre y deterioro del convento, desorganizaciones… hasta otros aspectos como el nacimiento de la cofradía de la Soledad y su posterior fusión con la del Santo Entierro, la reordenación en los días de salida perdiéndose la madrugada fontaniega, la recuperación de la iglesia de San José y la fundación de la hermandad del Señor de la Salud, el esplendor de la hermandad servita, las obras de ampliación de la ermita de San Francisco, la propagación de la devoción al Señor de la Piedad y Misericordia y construcción de su ermita en el Calvario, el cambio de sede de la cofradía de la Vera Cruz…

A principios del siglo que nos ocupa, –concretamente en 1803– salieron y por tanto estaban activas las cofradías de la Humildad, Vera Cruz, Jesús Nazareno y Santo Entierro, que realizaban por costumbre sus estaciones de penitencia, respectivamente, el Miércoles Santo, Jueves Santo, madrugada del Viernes Santo y tarde del Viernes Santo [6].

Fue únicamente la de la Humildad la que consiguió mantenerse activa ininterrumpidamente durante estas primeras convulsas décadas del siglo XIX. Tanto es así, que desde 1825 a 1830 –ambos inclusive– es la única hermandad que logra poner su cofradía en la calle durante la Semana Santa fontaniega.

Ya en la década de 1830 se localizan datos esporádicos de actividad en las cofradías de Jesús Nazareno y del Santo Entierro, y no es hasta 1841 cuando de nuevo certificamos documentalmente una Semana Santa completa con las cofradías de Humildad el Miércoles Santo, Vera Cruz en la tarde de Jueves Santo, Jesús en la madrugada del Viernes Santo y el Santo Entierro en este último día en horario vespertino.

Francis J. González Fernández
Cronista oficial de Fuentes de Andalucía

Ref. bibliográfica: GÓNZALEZ FERNÁNDEZ, Francis J. En Revista de la Semana Santa de Fuentes de Andalucía 2020. Fuentes de Andalucía (Sevilla): Hermandad y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Jesús de la Santa Vera Cruz y María Santísima del Mayor Dolor, 2020, núm. 25, págs. 20-22.

NOTAS:

[1] CHAVES, Manuel. La Semana Santa y las cofradías de Sevilla de 1820 a 1823. Sevilla, Imprenta de E. Rasco, 1985, p. 1.
[2] (A)RCHIVO (P)ARROQUIAL SANTA MARÍA LA BLANCA DE (F)UENTES DE ANDALUCÍA. Libro 14 de Colecturía y Entierros. Fol. 13.
[3] Ibídem. Fol. 13v.
[4] Ibídem.
[5] Ibídem.
[6] A.P.F. Libro 12 de Colecturía y Entierros. Fol. 39v.

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