ASOCIACIÓN PROVINCIAL SEVILLANA DE CRONISTAS
E INVESTIGADORES LOCALES

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ANTIGUO CRUCIFICADO DE VERA CRUZ DE LOS PALACIOS Y EL CASTILLO DE LAS GUARDAS

El antiguo Cristo de la hermandad de Vera Cruz de Los Palacios, que en este 2016 cumple su 450º aniversario fundacional, se encuentra hoy en la Parroquia de El Castillo de las Guardas, después de que fuese llevado allí en 1940 cuando la hermandad de Los Palacios recibió en donación el actual titular cristífero, que es una talla realizada por Antonio Castillo Lastrucci.
En base a unos interesantísimos documentos localizados en el Archivo del Arzobispado, probablemente pueda recuperarse la imagen del Crucificado para el pueblo de Los Palacios.

Cesión del antiguo Crucificado de la Vera Cruz a la parroquia de El Castillo de Las Guardas (1940)

A la memoria de Julio Murube Baquero (q.e.p.d.).
Cuánto hubieras disfrutado con este artículo…

El descubrimiento reciente, por nuestra parte, de unos documentos que se encuentran custodiados en el Archivo General del Arzobispado de Sevilla, dentro de la serie «Asuntos Despachados» y que no se hallan accesibles a la consulta de los investigadores, van a ayudarnos a reconstruir, con rigor, un episodio de la historia reciente de nuestra hermandad que, hasta el momento, no estaba del todo claro. Cuando mi abuelo Juan Antonio Rodríguez, el de «la Curá», donó oficialmente el actual Crucificado a esta cofradía en propiedad, el 17 de marzo de 1940 , se habían producido ya previamente una serie de trámites administrativos y actos de carácter técnico, como la visita a nuestro pueblo girada por el catedrático de Historia del Arte, don José Hernández Díaz. El eminente profesor de la Universidad hispalense, que luego llegaría a ser incluso hasta alcalde de la ciudad de Sevilla, vino como miembro de la Delegación diocesana de arte a inspeccionar las posibles fórmulas de plegar la cruz de la nueva imagen realizada por Lastrucci, con el fin de poder salvar las dimensiones reducidas que entonces tenía el vano de la puerta de la capilla cuando verificase la salida en el paso procesional. Al día siguiente de haber estado aquí, Hernández Díaz elevó un informe al Arzobispado en el que reflejaba el escaso valor, que a su juicio, poseía el antiguo Crucificado y significó, además, que aquel había sido cedido por una devota. Se deducía de su dictamen, lógicamente, que la imagen no era propiedad de la Iglesia. El fragmento de su veredicto, redactado el 15 de enero de aquel 1940, quedó expresado al tenor siguiente: «Dicha cofradía posee como titular una imagen de Crucificado, de tamaño académico, carente de interés artístico, que donó hace años doña Ana Saldaña. Esta imagen desea ser sustituida por una figura de dicha advocación, tallada por el Sr. Castillo Lastrucci, obra de buena factura, digna de ser bendecida y expuesta a la pública veneración» .

 Institución Colombina. Solicitud de doña Nieves Murube a la autoridad eclesiástica,
reconociendo ser la familia Murube propietaria del Crucificado. 1940

Precisamente, doña Nieves Murube, madre del escritor palaciego y conservador de los Reales Alcázares de Sevilla, Joaquín Romero Murube, se erigió en portavoz de la familia Saldaña–Murube para reclamar la pertenencia del expresado Crucificado al tiempo que solicitaba poder trasladarlo al templo parroquial de El Castillo de Las Guardas, a cuyo pueblo había llegado su otro hijo, Rafael Romero Murube, para desempeñar el cargo de secretario municipal en Ayuntamiento de aquel municipio. El 20 de septiembre de 1940, doña Nieves Murube Pérez, que figura en el documento de solicitud domiciliada en el Patio de Banderas, número 1 (vivía ya con Joaquín en el Alcázar), exponía al cardenal Segura su petición así:

«Doña Ana Saldaña viuda de Felipe Murube donó a la Capilla de Los Remedios del vecino pueblo de Los Palacios, un crucificado con su dosel, en ocasión de no haber ninguno en dicha Capilla [de Los Remedios]. Posteriormente ha sido ya dotada la referida Capilla con una hermosísima imagen de Jesús Crucificado donación también de otras personas piadosas amantes de la meritada Capilla de Los Remedios. No recibiendo culto actualmente de ninguna clase el primer Crucificado antes mencionado, y sin que ello cause ninguna perturbación pues ha sido previamente consultado el Párroco de Los Palacios, pedimos a Su Eminencia Reverendísima autorice el traslado del primer crucificado con su dosel al Pueblo del Castillo de las Guardas, cuya Iglesia saqueada en tiempo de los rojos, no conserva ninguna imagen. Pedimos la autorización de Vuestra eminencia ya que sin ella no sería posible este traslado que tanto beneficiaría los actos piadosos de un pueblo tan castigado por la furia antirreligiosa como lo fue el Castillo de las Guardas. Los gastos que pudieran subvenir por el traslado de la meritada Imagen, correrían a cargo de personas piadosas del pueblo que recibiría la imagen, las cuales se unen fervorosamente en mi ruego» .


Institución Colombina. Informe suscrito por el párroco de Los Palacios, don Manuel Fontades

Una vez que las autoridades eclesiásticas sevillanas recibieron la instancia en el Palacio Arzobispal, requirieron con fecha 27 de septiembre al señor cura párroco de nuestro pueblo, en aquel tiempo don Manuel Fontades Rodríguez, que redactase un informe sobre lo suplicado por la señora Murube, en el que sentenció: «Digo que por mi parte no hay inconveniente aunque sea cedido el Crucificado interesado, pues aunque tenía el proyecto de colocarlo en la capilla del Cementerio, cuando ésta se arreglara, pero, para esto, me será fácil obtener otra imagen parecida (…/..), si al ilustrísimo señor Vicario le parece bien, puede decretar la autorización para que sea entregada la citada imagen a la Parroquia de Castillo de las Guardas» .

Los Murube quedaron emparentados con la familia Saldaña por mediación de don Felipe Murube Murube, que estuvo casado con doña Ana Saldaña Garzón, a cuya señora hizo reconocimiento público nuestro Ayuntamiento, en el año 1928, designándola como Hija Predilecta de la villa, después de las obras de mejora que costeó en nuestra capilla. La abuela de don Joaquín Romero Murube, doña Ana Pérez Jiménez, pagó de su dinero particular la restauración del antiguo Crucificado, en 1889, y su hija doña Nieves Murube Pérez quedó como legítima propietaria de la imagen que habían cedido los Saldañas muchísimos años antes. Cuando Rafael Romero Murube entró a trabajar como secretario municipal del Consistorio de El Castillo de Las Guardas, como la iglesia de aquel pueblo había quedado despojada de imágenes sagradas después de la Guerra Civil, se valió de su madre doña Nieves para cumplimentar la tramitación del envío de la efigie, que fue trasladada en una camioneta de la compañía «Marismas». Viven dos hijas de Rafael Romero Murube: Rafaela Romero de la Maya, «Fali», y Nieves, esposa del médico don Juan Antonio Rivero.

*Bibliografía: MAYO RODRÍGUEZ, Julio: «Un siglo de obras en la Capilla de San Sebastián», en Boletín Vera Cruz, cuaresma de 1998, págs. 8–13; del mismo autor: «Túnicas negras de cola y faja de esparto para nuestros nazarenos. Noticias históricas de la reorganización de nuestra Hermandad», en Boletín Vera Cruz, cuaresma de 2000, págs. 14–16; También del mismo autor: «Doña Ana Saldaña Garzón. Su nombramiento de Hija Predilecta de la villa», en Boletín Vera Cruz, cuaresma de 2001, págs. 23 y 24.

Es el momento de recuperar el antiguo Crucificado que está en el Castillo de Las Guardas

Estos escritos dejan muy claro que el Cristo antiguo que había en la capilla de San Sebastián, con anterioridad a la llegada del tallado por Castillo Lastrucci, no poseía una tradición de siglos ligada a nuestra hermandad. Por esta sencilla razón, cualquier pretensión teórica de querer hacer coincidir su autoría con documentos de siglos pasados, que acreditaban el autor de un Crucificado que se mandó hacer para la Parroquia de Santa María la Blanca, de aquí de Los Palacios (en 1619), queda completamente invalidada.


Foto del antiguo Crucificado (Imprenta Furraque o Libro antiguo de Fotos del pueblo)

Y, sobre todo, los oficios administrativos que hemos hallado lo que acreditan es que el Crucificado que se encuentra en unas dependencias de la parroquia de El Castillo de las Guardas, retirado del culto, no forma parte de la propiedad de aquella iglesia. Sin embargo, sí lo es de la familia Murube-Saldaña. En este sentido es sumamente clarificador el informe emitido por el mismo párroco de Los Palacios de aquellos años, don Manuel Fontades, quien argumenta muy explícitamente que el Cristo fue cedido a la parroquial de aquel otro pueblo sevillano (ver ilustración 2). Ahora, es el momento para reivindicar la devolución del antiguo Crucificado que está en El Castillo de las Guardas, donde ya no tiene utilidad, después de haber sido cedido por una familia de nuestro pueblo en el año 1940.

*JULIO MAYO ES ARCHIVERO MUNICIPAL E HISTORIADOR

SANTÍSIMA VIRGEN DE LAS NIEVES, PATRONA DE LOS PALACIOS

0752En la festividad litúrgica de la Santísima Virgen de Las Nieves recordamos este año las prendas de vestuario y piezas de plata que integraban el alhajamiento de la Señora, según diversos documentos e inventarios de la segunda mitad del siglo XIX, justo después de que el imaginero sevillano Gabriel de Astorga la tallase en 1864. El manto rojo que luce en la fotografía, que ilustra el artículo publicado en el Boletín de la Hermandad, cumple este año el 150º aniversario de su confección para que lo luciera nuestra Patrona (1865-2015).

ARTÍCULO COMPLETO

Julio Mayo

UNA NUEVA OBRA DOCUMENTADA DE GABRIEL DE ASTORGA: NUESTRA SEÑORA DE LAS NIEVES DE LOS PALACIOS (1864)

0528Huele a nardo puro… Hoy 5 de agosto, mientras suenan de fondo los acordes del viejo órgano parroquial recuperado por José Manuel Caro, ese olor es el perfume de excelencia que desprende la Santísima Virgen de las Nieves, titular de la parroquia de Santa María la Blanca de Los Palacios y Villafranca, de la que es su patrona desde tiempo inmemorial. Curiosamente, un altísimo porcentaje de imágenes marianas que ostentan el patronazgo de multitud de ciudades y municipios de Andalucía (casi el 80%) resultan ser obras anónimas, de las que no se conoce con exactitud el escultor que las hizo, ni tan siquiera su precisa datación. En unos casos la antigüedad remota de la talla, en otros la falta de documentación o, muchas otras veces, hasta la falta de trabajos de investigación han impedido probar, con rigor, las paternidades de estas producciones artísticas. Pues bien, esto mismo sucedía con nuestra Virgen de las Nieves, de la que los expertos llegaron a advertir en esta imagen de candelero, hecha para ser vestida, ciertas resonancias estilísticas propias de la escuela barroca sevillana.

Leer artículo completo publicado en ABC de Sevilla, 5 de agosto de 2014.

CRÓNICA DE LA VISITA DE LA ASOCIACIÓN PROVINCIAL SEVILLANA DE CRONISTAS E INVESTIGADORES LOCALES AL ARCHIVO MUNICIPAL DE LOS PALACIOS Y VILLAFRANCA

0398Salvador Hernández González

El pasado sábado 21 de septiembre una representación de nuestra Asociación, compuesta por José Antonio Fílter Rodríguez, Francisco Pérez, Andrés Trevilla, María Teresa Ruiz Barrera, Manuel Morales Morales y el que suscribe, a la que se adhirió José Reina Macías (bibliotecario de la Casa de la Provincia) y Fernando Hidalgo Lerdo de Tejada (historiador y profesional de Genealogía y Documentación), giró visita a las instalaciones en las que con carácter provisional se han reunido los restos del Archivo Municipal de Los Palacios y Villafranca. Como es sabido, el desgraciado incendio acaecido el día 5 de este mes ha supuesto para este fondo documental una verdadera catástrofe, algo impensable en los tiempos en que estamos, donde el patrimonio cultural debe ser una prioridad de cualquier sociedad que se precie de civilizada. Este desgraciado hecho, sea cuales fueren sus causas, nos recuerda otros episodios de la historia contemporánea de España que dejaron su huella nefasta en la destrucción de otras muestras de nuestro patrimonio documental y artístico.

0399No es fácil describir la conmoción que sentimos cuando llegamos a la nave industrial y nos recibió nuestro compañero Julio Mayo Rodríguez y de inmediato nos introdujo en un escenario verdaderamente dantesco. A lo largo y ancho de aquel espacio se ha habilitado lo que pudiéramos llamar no solamente un depósito de emergencia donde albergar esos despojos documentales, sino también un verdadero «hospital de campaña» en el que pacientemente se está intentando salvar todo lo salvable, valga la redundancia. Pues como nos explicó Julio, hubo una primera operación de rescate en el mismo momento del incendio, en la que él como archivero tuvo que imponer su criterio profesional, como conocedor de la especial naturaleza del material que había que intentar salvar, frente a los dictámenes no siempre acertados de los servicios de emergencia. Su enérgica y decidida actitud, propia de un verdadero profesional de la Archivística, fue vital no sólo para preservar de su destrucción las «piezas estrellas» de los fondos (como el Libro Becerro del siglo XVII o documentación contable del siglo XVIII), sino también para evitar que los daños, con ser ya cuantiosos, fuesen todavía mayores, ya que a la acción del fuego se unió de inmediato la del agua de los bomberos. Fue0400go y agua sumados han dado como resultado que el fondo haya sufrido todo tipo de daños, en una escala que va desde bloques de papel absolutamente carbonizados hasta documentos totalmente humedecidos, pasando por una amplia gama de libros y expedientes rotos, carcomidos, con los bordes quemados, etc. Este cúmulo de daños ha afectado a toda la documentación aunque con diverso grado de incidencia, lo que ha determinado que en este que pudiéramos llamar «archivo provisional» se haya procedido a la instalación de los documentos en función de su mejor o peor estado de conservación, no sólo para proceder a su inmediato tratamiento de recuperación, sino al mismo tiempo para su identificación archivística al objeto de poder determinar su procedencia (legajo, serie, sección, etc.) e ir recomponiendo el cuadro de clasificación originario.

0401A tal efecto Julio nos guió en un recorrido que nos resultó verdaderamente estremecedor, al contemplar miles de papeles y libros ubicados fuera de sus legajos habituales y esparcidos sobre plataformas al objeto de poder proceder a esta ardua tarea. Una labor para la que desde aquí reclamamos que se impliquen todas las administraciones competentes con medios humanos y materiales, pues no es fácil reconstruir todo un archivo municipal desde un amasijo de papeles quemados, rotos y mojados. Aunque la profesionalidad de nuestro compañero Julio ha sido una constante en toda su trayectoria al frente del Archivo Municipal de Los Palacios, pues en su persona se combina la doble faceta de archivero e historiador, o lo que es lo mismo, «el hambre con las ganas de comer», en estas horas trágicas no dudó en arriesgar su integridad física por intentar salvar estos fondos que él tan bien conoce. Es justamente este conocimiento de unos fondos que fueron la razón de ser de su trayectoria investigadora el que ahora va a resultar vital para su recuperación en la medida de lo posible. La tarea de recuperación ya está en marcha como decimos y en ella Julio se está entregando en cuerpo y alma con su reconocida competencia en materia archivística. Con la limitación de medios que imponen las circunstancias, se está procediendo a la identificación de la documentación y su encuadre en las secciones y series que tan violentamente fueron deshechas, al tiempo que se va transfiriendo a la que pudiéramos llamar «Unidad de Cuidados Intensivos» o «Quirófano» aquellos libros, expedientes o documentos que corren serio peligro de pérdida ya no sólo por la acción previa del fuego o el agua, sino también por la sobrevenida acción de microorganismos que se empeñan en completar la obra destructora previa. A tal efecto se han arbitrado una serie de medios empíricos pero muy eficaces, con los que se está procediendo al tratamiento de los daños a través de procesos de secado, limpieza, desinfección, etc. 0402Toda una praxis que pone a prueba la teoría archivística de manual y que ciertamente, y así se lo hemos manifestado a Julio, constituye una verdadera experiencia digna de ser presentada en foros o congresos especializados de archivística, como modelo de actuación ante una catástrofe de tamaña envergadura. Señalaremos que por triste ironía del destino, el autor de estas líneas vio en estos mismos días de septiembre, que entre las novedades bibliográficas llegadas a la biblioteca del Departamento de Paleografía y Diplomática de la Universidad de Sevilla figuraba un «Manual de planificación y prevención de desastres en archivos y bibliotecas». Pero ante la aplastante realidad de la catástrofe, el arrojo y eficiencia de Julio han sido sin duda más eficaces que cualquier prescripción de manual.

0403Ahora, como decimos, aparte de esa imprescindible ayuda de voluntarios volcados en salvar todo lo que sea posible, hace falta ayuda de personal técnico y medios materiales (mobiliario de archivo, cajas archivadoras, equipos informáticos) para que este archivo, como el ave fénix, renazca de sus cenizas. En medio de tanta destrucción, Julio nos mostró, como todo un símbolo de esperanza de este renacer que todos deseamos, la colección de las Actas de las Jornadas de Historia organizadas por nuestra Asociación, dañadas por el agua y que hasta aquel día nefasto integraban, en su despacho, una pequeña «biblioteca auxiliar» junto con los instrumentos de descripción archivística y demás medios de información para su trabajo diario.

0404Con la esperanza de que las ayudas lleguen, mantenemos la plena confianza en que esta titánica labor llegará a buen fin gracias a ese magnifico equipo de héroes voluntarios, dirigido por nuestro compañero, al que desde siempre hemos considerado como un archivero con mayúsculas, de esa rara especie de aquéllos que consideraban su trabajo no como una mera tarea administrativa de catalogación y gestión documental, sino como una vivencia de la historia a través de la investigación y la difusión de sus resultados en publicaciones, medios de comunicación, conferencias, jornadas, etc. Pues si siempre Julio necesitó del archivo municipal de su pueblo, como cimiento de su labor investigadora, ahora y más que nunca el archivo necesita de Julio para que la historia de Los Palacios pueda recuperarse y no perezca del todo en la negrura del papel quemado. Estamos seguros de que con su presencia al frente de este trabajo hercúleo se llegará a la meta y de nuevo la Historia triunfará sobre aquellas voraces llamas empeñadas en eliminar todo vestigio del pasado de Los Palacios y Villafranca.

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