ASOCIACIÓN PROVINCIAL SEVILLANA DE CRONISTAS
E INVESTIGADORES LOCALES

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LA LUISIANA ACOGE LA PRESENTACIÓN DEL LIBRO-CUADERNO DIDÁCTICO “DEL PALATINADO A LOS BALDIOS DE MOCHALES” DE JOSÉ ANTONIO FÍLTER, JAVIER BERNAL Y ALVARO FÍLTER, DENTRO DE LA GALA DE ENTREGA DE LOS PREMIOS DEL CERTAMEN DE RELATOS CORTOS “PABLO DE OLAVIDE”

0347El pasado viernes 10 de mayo tuvo lugar en el municipio de La Luisiana la gala de entrega de los Premios del Certamen de Relatos Cortos que lleva el nombre del artífice de la creación de las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena y Andalucía, don Pablo de Olavide.

0346Con el Salón de Actos totalmente lleno y la presencia de los Alcaldes de La Luisiana y Cañada Rosal, Concejales de Culturas de ambos municipios, miembros de la Corporación Municipal, Diputado Provincial, Delegado Territorial de Educación, Cultura y Deportes de la Junta de Andalucía, así como vecinos de La Luisiana, El Campillo y Cañada Rosal, se desarrolló la gran fiesta de la cultura en la que fue presentado el trabajo «Del Palatinado a los baldíos de Mochales», obra de los profesores José Antonio Fílter y Javier Bernal, ilustrado por el joven artista carrosaleño, Alvaro Fílter.

0349En nombre de los autores José Antonio Fílter, Cronista Oficial de Cañada Rosal y Presidente de ASCIL, intervino detallando los contenidos que comprende dicho trabajo, el cual aparte de su lograda síntesis histórica de estas colonias, incluye una amplia batería de actividades (incluido un recortable sobre las viviendas coloniales), para trabajar por los alumnos en los centros educativos, calificándolo Fílter como una magnifica herramienta para trabajar con los jóvenes la historia y el patrimonio de estas colonias sevillanas fundadas en pleno siglo XVIII por el monarca Carlos III, con colonos extranjeros llegados de los más dispares rincones de Centroeuropa.

Este trabajo ha sido patrocinado por los Ayuntamientos de Cañada Rosal y La Luisiana-El Campillo, Diputación Provincial y la mancomunidad de Municipios de la Comarca de Écija.

Próximamente será presentada dicha publicación en el municipio de Cañada Rosal.

EL PRÓXIMO VIERNES 10 DE MAYO SE PRESENTA EN LA LUISIANA EL LIBRO “DEL PALATINADO A LOS BALDÍOS DE MOCHALES” DE JOSÉ ANTONIO FÍLTER, JAVIER BERNAL Y ALVARO FÍLTER

0340El próximo viernes 10 de mayo se presenta a las 20,30 horas, en el Centro Guadalinfo de La Luisiana el libro «Del Palatinado a los baldíos de Mochales», del que son sus autores José Antonio Fílter, Cronista Oficial de Cañada Rosal y Presidente de la Asociación Provincial Sevillana de Cronistas e Investigadores Locales (ASCIL), el profesor Javier Bernal y Alvaro Fílter que ha diseñado las ilustraciones del mismo.

Del Palatinado a los baldíos de Mochales es una obra que pretende acercar a niños y jóvenes la historia de aquellas familias centroeuropeas que a mediados del siglo XVIII abandonaron sus países de origen para dar vida a las Nuevas Poblaciones de La Luisiana, El Campillo y Cañada Rosal.

Esta publicación sale a luz con el convencimiento de que trabajar el conocimiento de nuestro patrimonio histórico local con los jóvenes despierta en ellos un profundo interés por lo «nuestro» y aumenta su conciencia de preservar y defender aquello que atesora nuestros pueblos. En el caso de estas colonias sevillanas, el rico legado cultural que nos dejaron aquellos colonos y colonas centroeuropeas que en plena ilustración convirtieron unas tierras yermas en pueblos vivos.

EL RETABLO MAYOR DE CONSOLACIÓN DE UTRERA: DESCUBRIMIENTO DE SU AUTORÍA

0263Con una corrida de toros se celebró el lunes, 24 de julio de 1713, la conclusión del colosal «retablo puesto en el altar mayor del convento de Consolación» –como no podía ser de otro modo en Utrera–, según el acuerdo municipal adoptado por el ayuntamiento de aquel momento. Una impactante máquina barroca de considerables proporciones, sirvió para renovar la escenografía de entronización de la Virgen, que hasta entonces había ocupado otro retablo erigido a principios del siglo XVII, bajo el patrocinio del conde duque de Olivares. La espectacularidad de la renovada simulación arquitectónica, otorgó al espacio un nuevo efecto visual, con el que la imagen titular adquirió mayor resplandor. Sugestivo modo éste de poder reactivar el prestigio de la efigie (tras atenuarse algo la intensidad devocional con la que tan poderosamente había irrumpido a mediados del siglo XVI), modernizar su culto y hacer más atractivo, en definitiva, el interior del santuario.

Gracias a unas providenciales anotaciones, recogidas en la portada del «Libro índice» de las escrituras del notario Cipriano de Medina, sabemos que diez años antes, en 1703, se había puesto ya el primer banco, sobre cuyos trabajos de ensamblaje no volvemos a tener más noticias documentales hasta el 18 de abril de 1707. Aquel día se produjo la entrega –suscrita ante notario– de un dinero a cuenta de la obligación de construirlo. El documento, hallado recientemente en los fondos del Archivo Histórico Provincial de Sevilla, sección de Protocolos notariales de Utrera, especifica las cantidades económicas entregadas por distintos bienhechores al maestro ensamblador encargado de la obra. De un lado, abonó 3.269 reales el padre Corrector, Fray Melchor de Perea, en nombre de toda la comunidad de los Mínimos que regentaba el convento de Consolación, y de otra, el marqués de la Cueva del Rey, don Juan de Hinestrosa (el integrante más poderoso del potentado local), junto a su hermano don Cristóbal (miembro del Consejo de Castilla), mancomunadamente suministraron 13.680 reales, como herederos del patronazgo de la capilla mayor del templo, que en vida había disfrutado el suegro del primero, el gentil hombre del Rey, don Lorenzo López de Seixa, vecino de Sevilla y caballero de la Orden de Santiago. De todos modos, el retablo no terminaría de dorarse por completo hasta algunas décadas después de 1713.

El retablista sevillano Francisco Javier Delgado, autor de la obra

En contra de lo publicado hasta la fecha, pues algunos autores venían atribuyendo la autoría a Juan de Brunenque (pariente político de Pedro Roldán), la «Carta de pago» que hemos encontrado descubre al «maestro de escultor» sevillano Francisco Javier Delgado como autor responsable de «…hacer un retablo para la capilla maior». Así lo acredita la importantísima cantidad que recibió, un total de 16.949 reales, en satisfacción de los trabajos que había verificado desde que comenzó a labrarlo. Se trata, Delgado, de un artista de la capital, avecindado en el barrio de la Magdalena, que, heredero del quehacer retablístico de otros grandes maestros, como Bernardo Simón de Pineda y Juan de Valencia, venía recibiendo encargos en Utrera desde principios del siglo XVIII. Este excepcional trabajo pasa a engrosar la producción laboral de Francisco Javier Delgado, a quien la historiografía nunca ha considerado como retablista de primera línea. Tal vez, esta nueva identificación ayude a revisar la dimensión de su figura. Se compone la estructura que estudiamos de un amplio banco, sobre el que se disponen dos grandes cuerpos, divididos en tres calles. Llama la atención el uso alternado de esbeltas columnas salomónicas y estípites, una genuina combinación que pudiera deberse al periodo de transición estilístico en el que se produjo la plasmación de la obra. Delgado es posible que se hubiese formado en el periodo de la ya decadente utilización de la columna salomónica, por lo que la introducción en este retablo de la nueva tipología del «barroco–estípite», no es más que un ejemplo del esfuerzo que aquellos maestros tuvieron que realizar para adaptarse a las nuevas corrientes estilísticas de inicios del siglo XVIII.

Manifiesta todo el conjunto entallado –con un programa iconográfico de exaltación mariana y de la Orden Mínima–, características propias del barroco pleno, representadas por la intercalación de líneas rectas con el dinamismo de cornisas curvadas y su fragmentación, elementos que marcan el tránsito hacia el ático. La visualidad se completa con un exuberante repertorio ornamental en el que adquiere protagonismo la decoración vegetal, articulada a base de festones y guirnaldas de hojarascas. Por toda la superficie lignaria emergen angelitos y bustos de querubines, en evocación de la especial predilección deparada por la imagen hacia los niños, a los que en gran número –se cuenta– congraciaba con sus prodigios y maravillas. La visita incesante de peregrinos, atraídos por el poder milagroso de Consolación, razona la disposición de un amplio camarín a las espaldas de la hornacina principal, sobre el que gravita la articulación de esta hermosísima pieza artística, catalogada como una de las más notorias y monumentales de Andalucía

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