ASOCIACIÓN PROVINCIAL SEVILLANA DE CRONISTAS
E INVESTIGADORES LOCALES

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SEVILLA DESPUÉS DE 1717

De cómo la ciudad siguió dirigiendo el comercio de Indias

Hoy hace 300 años que el rey Felipe V ordenó, mediante el real decreto de 12 de mayo de 1717, el traslado de la Casa de la Contratación y el Consulado de Comercio desde Sevilla a Cádiz, después de que hubiesen permanecido en el propio Alcázar y Casa de Lonja –hoy sede del Archivo de Indias–, durante varios siglos. Queremos aprovechar la oportunidad de esta efeméride, desgraciadamente conmemorada en Cádiz por algunos entes como el tricentenario de la victoria sobre una ciudad rival, para aclarar cómo la mudanza de la Casa de la Contratación y el Consulado, no se correspondió con una transferencia completa del control comercial de Sevilla, ni la pérdida absoluta de la posición privilegiada que ocupaba en la estructura general del comercio occidental y todo el tráfico mundial.

Después de la conquista de Gibraltar por la misma flota de soldados ingleses que atacó Cádiz en 1702, el gobierno estaba obligado a resguardar la bahía por la vulnerabilidad que representaba dejarla desprotegida para el conjunto de nuestro país. Con este propósito estatal de convertirla en un auténtico centro militar, al monarca español no le quedaba más remedio que reunir todo el cuerpo de la Armada en un solo mando con base en Cádiz, bajo la autoridad de un intendente general de marina. A esta razón de carácter estratégico hay que sumar la idoneidad que reunía, como puerto de salida y llegada de embarcaciones de gran tonelaje, tras haber ejercido como antepuerto de Sevilla desde décadas antes. Fue preciso, por tanto, establecer allí las oficinas de la Casa de la Contratación y el Consulado de los comerciantes. Una medida que interrumpió el régimen de monopolio que Sevilla había conservado tanto tiempo en los negocios coloniales de la Carrera de Indias, y que le sirvió a Cádiz para terminar de arrebatarle la cabecera en los asuntos de ultramar.

Sin embargo, el cambio de la sede del Consulado no supuso para Sevilla una pérdida completa, pues la corona continuó tolerando el sistema de elección de los oficiales que habían de dirigir el organismo. Además, el decreto de 1717 mantenía a Sevilla como lugar de celebración de las elecciones de los cónsules del Consulado, pese a los intentos gaditanos por hacerse con la organización de ellas. De los treinta electores, veinte correspondían a Sevilla y tan solo diez, a Cádiz. Los cargos presidenciales que habían de elegirse, denominados prior y primer cónsul, tenían forzosamente que ser sevillanos. El segundo, gaditano. Sobre esta importante ventaja sevillana de control institucional se ocupó doña Antonia Heredia Herrera, en su brillante trabajo de investigación Sevilla y los hombres de comercio.

Por tanto, el aparato administrativo permaneció en Cádiz, sí, pero el control comercial no lo dejó escapar Sevilla, aunque la flota arribase y partiese de allí. Ya ocurría así desde los años finales del siglo XVI, cuando las embarcaciones de gran porte no salían de la Torre del Oro, cargadas. En nuestro libro Una nao de oro para Consolación de Utrera, Salvador Hernández, y este que suscribe, documentamos cómo se cumplimentaba el trámite administrativo aquí, en la Casa de la Contratación, y las naves partían de Sanlúcar de Barrameda, El Puerto de Santa María o Cádiz. La tripulación, con los expedicionarios y el cargamento viajaba por una ruta terrestre, alternativa al río, similar a la que recorrían los soldados por la vereda de la Armada. La principal conclusión del profesor de la universidad de Texas, Allan James Kuethe, es que «el gremio mercantil había quedado en manos sevillanas», según el estudio que realizó sobre la traslación del Consulado, publicado por la Escuela de Estudios Hispano-Americanos, en el que se propone aportar nuevas perspectivas relacionadas con este asunto de las relaciones entre Sevilla y Cádiz, y de cuyo tema ya vaticinó el sabio historiador francés Pierre Chaunu, ser el más complicado del entramado de la Carrera de Indias.

Protesta de Sevilla

Los comerciantes sevillanos atribuyeron la marcha del Consulado a causas relacionadas con el soborno corrupto de algunos comerciantes establecidos en Cádiz. En aquel momento, el máximo representante del Consulado era un sevillano, el Marqués de Tous, terrateniente cosechero de vinos y aceite, así como Alguacil mayor del consistorio hispalense, que luchó por volver a traerse la sede de ambas entidades junto a la Giralda. El ayuntamiento de Sevilla ejerció una gran influencia y presentó al gobierno estudios técnicos sobre la navegabilidad del Guadalquivir, como las prácticas verificadas por el almirante López Pintado que fue enviado a Madrid en 1720. Finalmente, todas estas reclamaciones produjeron resultados. Entre los meses de octubre y diciembre del año 1722, se celebraron unas juntas en la casa madrileña del ministro Mirabal, natural de Jerez de la Frontera, que miraba con simpatías la causa sevillana, con el objeto de reconsiderar los errores del traslado a Cádiz.

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El 21 de septiembre de 1725, se publicaba un real decreto que establecía el retorno del Consulado y la Casa de la Contratación a Sevilla, suprimía la Aduana de Cádiz y restituía a nuestra ciudad la Tabla de Indias. En una conferencia pronunciada, en Madrid, por Vicente Romero sobre toda esta polémica expresó que «el edificio de la Aduana de Cádiz era arrendado, y muy pequeño, sin que tuviese posibilidad de almacenar ni recoger géneros», lo que suponía a ojos de los sevillanos un gran fraude a Hacienda. En Sevilla se celebró la noticia con regocijo y, durante tres noches seguidas, se encendieron luminarias en la Casa de Lonja, sufragada con los caudales del propio Consulado. El gasto se dispuso desde Sevilla y el dinero tuvo que enviarse vía Cádiz. En el Archivo General de Indias, hemos comprobado mediante los Libros de Consulados, cómo los acuerdos adoptados por la mayoría de los diputados de Sevilla tenían luego que cumplirse en el litoral. Pero la vuelta a Sevilla del Consulado y la Casa la suspendió el gobierno y no llegó a materializarse. Durante la espera, Cádiz respondió a los dictámenes con un memorial elaborado por Francisco Manuel de Herrera, continuando el debate entre ambas ciudades hasta bien adentrado 1726, año en el que volvieron a establecer las dos un nuevo compromiso. Era tanta la fuerza de Sevilla que, a partir de 1729, consiguió que se prohibiese la participación en las transacciones, de comerciantes extranjeros y hasta de sus hijos, como bien explican los profesores Antonio García-Baquero y nuestro admirado Antonio Miguel Bernal.

El conflicto se prolongó durante un cuarto de siglo, y ello ha de atribuirse, en palabras del historiador Luis Navarro, «a la enorme presión que el Consulado y Ayuntamiento sevillanos eran capaces de ejercer sobre los poderes centrales de la Monarquía». Con este análisis, queremos desmitificar el escaso poder de control y reducido mercado que algunos estudiosos le adjudican a aquella Sevilla, de la primera mitad del siglo XVIII, cuya competencia comercial con Cádiz perduró encendida hasta después del año 1744. Solo basta admirar edificios imponentes construidos entonces, como el de la fábrica de tabacos, de la que curiosamente dependía su homónima gaditana, para entender que, tras 1717, no se desintegró tan pronto Sevilla.

ABC de Sevilla, Viernes 12 de mayo de 2017, pág. 26.

JULIO MAYO ES HISTORIADOR

JORNADAS. EL TRASLADO A CÁDIZ DEL CONSULADO DE INDIAS Y LA CASA DE LA CONTRATACIÓN. TRESCIENTOS AÑOS DE HISTORIA PARA ENSEÑAR (1717-2017). CÁDIZ Y SEVILLA, DEL 2 AL 4 DE FEBRERO DE 2017

1119En el año 2017 se cumplen trescientos años del traslado del Consulado de Indias y de la Casa de Contratación desde Sevilla a la ciudad de Cádiz, tras la firma del decreto por parte del rey Felipe V el 12 de mayo de 1717. Los motivos de ese traslado son variados pero entre ellos destaca las mejores comodidades y facilidades que aportaba el puerto de Cádiz con respecto al de Sevilla para el atraque de los grandes navíos que realizaban el comercio con las Indias. Además desde décadas atrás se habían comenzado a instalar en la ciudad gaditana una importante colonia de comerciantes, por lo que este decreto lo que venía era a afirmar de derecho una realidad ya constatada en la que Cádiz se estaba convirtiendo en el centro comercial del tráfico indiano.
El traslado tanto del Consulado como de la Casa de Contratación supuso un revulsivo para la ciudad de Cádiz, la cual vivió en esa centuria su particular siglo de oro, no sólo en lo económico sino también en otras facetas, dejando huella en el urbanismo, la sociedad o la cultura.

MÁS INFORMACIÓN

JUAN RUIZ, ARCIPRESTE DE HITA Y EL LIBRO DE BUEN AMOR. IV CONGRESO INTERNACIONAL. 30 Y 31 MAYO 2014

0466El Ayuntamiento de Alcalá la Real y el Instituto de Estudios Giennenses (Jaén, España), con la colaboración del Centro para la Edición de los Clásicos Españoles, el Centro Virtual del Instituto Cervantes y el Área de Cultura de la Diputación de Jaén anuncian el IV Congreso Internacional sobre el Arcipreste de Hita y el Libro de buen amor, en Homenaje al profesor Alberto Blecua, que tendrá lugar el 30 y 31 de mayo de 2014, bajo la dirección de Jacques Joset y Francisco Rico.

La asistencia al Congreso es gratuita. Quienes deseen presentar trabajos de investigación, pueden enviar un resumen (máximo 1 folio) y título a la dirección electrónica de la Secretaría antes del 15 de abril de 2014. Habrán de precisar también si quieren que los organizadores les hagan llegar una invitación oficial para gestionar posibles ayudas de su universidad u otra institución. Tanto quienes intervengan con comunicaciones como quienes sólo deseen asistir al Congreso deberán inscribirse en la Secretaría Técnica.

La Secretaría Técnica del Congreso está en el Área de Cultura del Ayuntamiento de Alcalá la Real. Correo electrónico: cultura.tecnico@alcalalareal.es. Tel: 953587041. Fax: 953587156. Dirección Postal: Ayuntamiento. Área de Cultura. 23680. Alcalá la Real. Jaén. España.

Alcalá la Real, enclavada en el sur de la provincia de Jaén, entre Córdoba y Granada, está en plena «Ruta del Califato», a poco más de media hora de Granada y de su Aeropuerto. La comunicación en automóvil con el centro de la península se realiza, principalmente, a través de la conexión con la autovía Madrid-Bailén-Granada (salida 89). Desde el Levante y Cataluña por la A-92, dirección Granada, salida Córdoba-Pinos Puente. Posee un rico patrimonio histórico-artístico con todo el encanto de los pueblos andaluces. Desde su impresionante fortaleza medieval se divisan las cumbres de Sierra Nevada, tras un paisaje dominado por el olivo, tan característico de esta zona.

Hoteles en el municipio:
Hotel Torrepalma: 953581800.
Apartamentos Spa Llave de Granada: 953583691.
Hospedería Zacatín: 953580568. Hostal Rio de Oro: 953580337
Hay numerosas casas rurales, de las que se dará información en la Secretaría.

Organiza:
Ayuntamiento de Alcalá la Real. Área de Cultura.
Instituto de Estudios Giennenses

Patrocina:
Ayuntamiento de Alcalá la Real.
Diputación Provincial de Jaén. Área de Cultura.

Colabora:
Centro para la Edición de los Clásicos Españoles. Instituto Cervantes. Centro Virtual

Secretaría Técnica:
Francisco Toro Ceballos
Juan Martín Afan de Ribera

Han mostrado, hasta ahora, su interés en participar en el congreso: David Arranz, José Mª Bellido, Hugo Bizzarri, Luis Alberto Blecua, Kennet Brown, Derek C. Carr, Elizabeth Drayson, Michel García, Miguel García-Bermejo, Folke Gernet, Laurette Godinas, Louise M. Haywood, Jacques Joset, Carmen Juan Lovera, Steven Kirby, José Julio Martín Romero, María Teresa Miaja, Alberto Montaner, José Palomares, Rachel Peled, Oscar Perea Rodríguez, Francisco P. Pla Colomer, Gonzalo Pontón, Francisco Rico, Julio Rodríguez Puértolas, Antonio Rubiales Roldán, Juan A. Ruiz Domínguez, Omar Sanz, Cristina Segura, Guillermo Serés, Selena Simonatti, Joseph T. Snow y Giuseppe Di Stefano

El Ayuntamiento de Alcalá ha publicado
Actas del I Congreso, dirigido por Francisco Rico, con aportaciones de los profesores: Francisco Rico, F. Marquez Villanueva, Ramón Gonzálvez, Bienvenido Morros, Jacques Joset, Alan D. Deyermond, Alberto Várvaro, Jorge García, Antonio Linage, M. Pilar Cuartero, Pepe Rey, Marcelino Amasuno, Juan Paredes, José Luis Pérez López, Sofía Carrizo, Carmen Juan, Tomás Calleja, Gregory Hutcheson, José Peña González, Antonio Rubiales, M. Esperanza Sánchez, Francisco J. Grande Quejigo, M. Reyes Nieto, Joaquim Ventura, Carlos Hawley Colón, Eduardo J. Jacinto García, Manuel Molina González, Antonio García Lizana, José Garrido Arredondo, José María Bellido, Ksenija Fallend, José M. Fernández-Percio, Louise Haywood y Francisco Toro.

Actas del II Congreso, homenaje a Alan Deyermond, dirigido por Louise M. Haywood, con aportaciones de: Alan Deyermond, Francisco Rico, Louise M. Haywood, Federica Accorsi, David Felipe Arranz, Francisco Bautista, José María Bellido, José Luis Bellón, Tomás Calleja, Sofía M. Carrizo, Geraldine Coates, Antonio Contreras Martín, Manuel Criado de Val, Mª Luzdivina Cuesta, Laurence de Looze, Henk de Vries, Natalia Escapa, Michel García, Antonio García Lizana, José Aguilar Gómez, Pablo García Piñar, Juan García Única, Jacques Joset, Carmen Juan, Antonio Linage, Luce López-Baralt, Francisco Javier Maldonado, María Teresa Miaja, Gianluca Pagani, José Palomares, Juan Paredes, Carmen Parrilla, Victoria Prilutsky, Antonio Rubiales, Mª Esperanza Sánchez Vázquez, Selena Simonatti, Louise O. Vasvári y Anthony N. Zahareas.

Actas del III Congreso, homenaje a Jacques Joset, dirigido por Laurette Godinas, con aportaciones de: Federica Accorsi, José Aguilar Gómez, Alberto Blecua, Rubén Caba, Álvaro Ceballos Viro, Juan Coira Pociña, Manuel Criado de Val, Mª Luzdivina Cuesta Torre, Antonio García Lizana, Juan García Única, Folke Gernert, Laurette Godinas, Aurelio González, Elena González-Blanco, Louise M. Haywood, Katrin Hedwig, Carlos Heusch, Jacques Joset, Carmen Juan Lovera, Steven D. Kirby, Antonio Linage Conde, Armando López Castro, Eulalia López Hidalgo, María Teresa Miaja de la Peña, Alberto Montaner Frutos, María José Osuna Cabezas, Valentín Palomé Délano, Rodrigo Pardo Fernández, Rachel Peled Cuartas, María Teresa Puche Gutiérrez, Francisco Rico, Juan Antonio Ruiz Domínguez, Sabih Sadiq, Claudia I. Sánchez Pérez, Selena Simonatti y Joseph T. Snow.

Manuscrito del Libro de buen amor. Edición facsímil del manuscrito que fue propiedad de Emilio Cotarelo. Con un estudio introductorio de Carmen Juan y Francisco Toro.

Las actas del primer y segundo congreso están colgadas en la página del Centro Virtual del Instituto Cervantes, y en breve tiempo estarán las del tercer congreso.
Si está interesado en alguna publicación comuníquese con cultura.tecnico@alcalalareal.es

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