ASOCIACIÓN PROVINCIAL SEVILLANA DE CRONISTAS
E INVESTIGADORES LOCALES

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1184El Colegio oficial de Aparejadores técnicos de Sevilla ha reeditado, dentro de su ya prestigiosa colección Azulejos, la obra del historiador sevillano y gran documentalista, don Celestino López Martínez, Mudéjares y Moriscos sevillanos, publicada por primera vez en 1935. Se trata del número 43 de los ejemplares ya recuperados por la fundación del colectivo sevillano de Aparejadores.

El acto tendrá lugar el miércoles 22 de marzo, a las 7 de la tarde, en la salón de actos del propio Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitecto Técnicos de Sevilla, ubicado en el Paseo de la Palmera, número 28 A.

El prólogo lo ha realizado en esta ocasión el historiador Julio Mayo Rodríguez, especializado en búsquedas documentales entre archivos sevillanos y foráneos. La consulta de las fuentes primarias de información es el modo más riguroso de cimentar las indagaciones históricas. Al igual que ya hiciera el historiador Celestino López Martínez, el prologuista Julio Mayo es partidario igualmente de difundir muchos de sus descubrimientos documentales en la prensa diaria sevillana, con el fin de divulgar entre el mayor número de destinarios los hallazgos, y hacer partícipe así al pueblo –además de la comunidad científica universitaria- de capítulos desconocidos y apasionantes de la historia de la ciudad.

1185Uno de los historiadores sevillanos que abordó la temática de los mudéjares y moriscos en Sevilla fue don Celestino López Martínez, quien atribuía a maestros de procedencia sarracena la ejecución de finos almo- cárabes, el arte de la azulejería, ajimeces, yeserías, o las lacerías y entramados de los sugestivos artesonados del Alcázar. Don Celestino es el historiador que, con mayor antelación a los demás de la ciudad, nos ha ofrecido noticias sobre los integrantes de aquel colectivo étnico durante los varios siglos que convivieron aquí.

La originalidad de este libro que introducimos consiste en la elección de una temática que había pasado bastante desapercibida, hasta aquellos momentos. No existía ningún trabajo sistemático que tratase el asunto de los moriscos de Sevilla. Se había hecho referencia ya, a finales del siglo XIX, a la expulsión de moriscos andaluces por parte de Manuel Serrano Sanz. En los albores del XX, Boronat recopiló las listas de embarques de los que se marcharon de Sevilla, conservadas en la Biblioteca Nacional. En cambio, nadie había aportado la riquísima información que López Martínez copió del Ayuntamiento de Sevilla y otros tantos archivos locales. Aunque se acercó a esta temática con el propósito de subrayar la valía artística de los maestros de aquellas comunidades musulmanes, también reporta al mismo tiempo informaciones sobre otras facetas de los mudéjares y moriscos, distintas a las meramente artísticas. Resultan muy enriquecedoras las aportaciones de carácter social, político y cultural respecto a aquella minoría racial tan marginada, perseguida, aislada y excluida.

Don Celestino López Martínez se desvivió por ahondar en las huellas de la cultura andalusí, sugirió la interculturalidad que caracterizó este rincón español durante siglos, y contribuyó a edificar otra de las monumentalidades de Sevilla: su grandeza histórica y, sobre todo, documental.

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