ASOCIACIÓN PROVINCIAL SEVILLANA DE CRONISTAS
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El próximo domingo 24 de octubre, a las 12,00 horas, la Iglesia Parroquial de Santa Ana de Cañada Rosal acogerá la presentación del libro FERNANDO FLORES PISTÓN. La huella imborrable de un hombre de Dios.

 Esta obra que coordina José Antonio Fílter, Cronista Oficial de Cañada Rosal y Presidente de ASCIL,  cuenta a lo largo de sus 300 páginas con las excelentes aportaciones de autores relevantes y de reconocido prestigio como Rafael Adolfo Téllez, José Salguero, José Antonio Rivero, Vicente Mazón, Manuel Alonso, Manuel Gómez, Juan Méndez y Francisco J. Fernández-Pro. Además incluye 17 testimonios de personas muy vinculadas a don Fernando desde el ámbito social, laboral, cultural, político o religioso, abriendo sus páginas unas entrañables palabras del Cardenal Emérito don Carlos Amigo Vallejo.

Esta obra parte del convencimiento de que lo que no se escribe se olvida y se borra en la memoria y en la historia. Y la vida y la obra de don Fernando debe quedar impresa para siempre  permaneciendo eternamente viva como uno de los mayores legados que podemos dejar a las futuras generaciones.

Don Fernando llegó a este lugar del mundo, como cura-párroco, con apenas 27 años, recién salido de fábrica, sin mucho ajuar ni tramoya, pero sí con unas ideas claras, un corazón caldeado por la sencillez del Evangelio, una coherencia y una honradez a carta cabal asumidas en el seminario y una condición heredada de su casa, de sus genes como primeras piedras para levantar un edificio sólido. Han pasado muchos años y la convivencia diaria, la simbiosis permanente con el pueblo lo han ido construyendo y tallando hasta hacer de él un hombre, un sacerdote para el pueblo y con el pueblo. Su familia puso su parte; el seminario, su formación; y Cañada Rosal, su día a día. Este escenario se fue ensanchando en El Campillo y, durante algunos tramos de su fecunda vida, en La Luisiana y Écija.

No es fácil recoger en un libro todo lo que este hombre significa para las personas que lo conocen y han tratado. La sola mención de su nombre despierta en mucha gente una fuerte sensación de emoción, cariño y afecto.

Su vida de entrega y servicio a los demás, su enorme capacidad de escucha, sus palabras siempre tan afables y cercanas y, por supuesto, sus hechos hacen que don Fernando encarne uno de los mayores patrimonios humanos que jamás haya tenido Cañada Rosal a lo largo de su historia.

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